Si bien es cierto que escuchar de reforma laboral, genera angustia y preocupación en un importante sector del movimiento obrero, pues hay que manifestar que hasta ahora, la agenda de la reforma laboral fue exclusivamente tomada e impulsada en contra de todos los marcos legales nacionales (e internacionales), y hasta la propia Constitución Nacional, por parte de la derecha y de los grandes en empresarios en la Argentina.
Pues es necesario que lo que queda de verdadero peronismo en esta Nación, junto a todo el movimiento obrero en su conjunto; trabaje en un proyecto común de reforma laboral, tomando como base a las normas legales vigentes.
Para comenzar, un verdadero proyecto de reforma laboral debe tener presente en sus disposiciones, al principio de progresividad en materia laboral.
Esto implica que las modificaciones que se propongan a normativas laborales actuales, deberán ampliar, mejorar los derechos y conquistas adquiridas, o bien crear nuevos derechos para quienes trabajan.
Bajo ningún concepto, se puede pretender restringir, suspender o eliminar derechos y conquistas laborales que han sido adquiridas.
Uno de sus principales ejes de la misma, tiene que regular la carga horaria laboral.
Se podría avanzar hacia una jornada laboral más reducida, es decir de seis o cuatro horas. En los países desarrollados, ha quedado demostrado que la reducción de la jornada laboral, es ha sido realmente positiva. Aumentó la productividad, el presentismo, y hasta contribuyó a crear más fuentes de trabajo registrado.
También debe prever, la llegada de las nuevas tecnologías. La propia Ley de Contrato de Trabajo (Nro. 20744), y todos los Convenios Colectivos de Trabajo, tendrían que adecuarse al desembarco de las nuevas tecnologías en todas las actividades (en el Estado y en el sector privado).
Hay que lograr que quienes trabajen en el Estado y en las actividades privadas, lo hagan sólo en relación de dependencia, con un salario digno, y prohibiendo allí expresamente el monotributo. Es usado como una manera de precarizar el trabajo, vulnerando de esta forma disposiciones de leyes laborales nacionales (e internacionales), y la Constitución.
El monotributo podría aceptarse, por ejemplo, en actividades privadas personales tanto en el plano profesional o comercial.
También se tendrían que eliminar las figuras de pasantes, becarios, y otras más que en la actualidad y desde hace años, vienen sustituyendo al trabajo en relación de dependencia, siendo usado también como otra manera de precarización laboral. Afecta directamente asimismo el régimen previsional, debido a que quienes se desempeñando bajo estas figuras señaladas, no hace aportes jubilatorios, colaborando a romper el propio sistema jubilatorio nacional y/o provinciales.
Es clave que las organizaciones sindicales, conformen equipos de trabajo altamente calificados, especializados y preparados, para tener lo más actualizado posible el propio Convenio Colectivo de Trabajo de la actividad que se representa. Junto a la patronal, hay que convenir la reconversión de muchos puestos de trabajo (sin que eso implique la desaparición de una o más dependencias), para que las trabajadoras y los trabajadores de determinados sectores, incorporen así en su trabajo diario a las nuevas tecnologías.
La falta de abordaje de esta temática, ha traído varias consecuencias. No sólo que uno o varios sectores laborales no funcionen más, sino que también el traslado de personal u otros lugares.
En un país en el que más del 50% de la fuerza laboral activa, se encuentra en la informalidad y/o dependiendo de un plan social para subsistir, algo claramente está funcionando mal.
La República Argentina requiere una fuerza política auténticamente peronista, con un proyecto de Nación peronista, con un plan económico peronista, y con una visión peronista respecto al mundo del trabajo.
Tenemos uno de los diez territorios más extensos del mundo.
Nuestra población es relativamente a baja, para nuestro territorio.
Contamos con recursos naturales, en los que somos potencia mundial.
Disponemos de todas las herramientas para que a través de una reforma laboral peronista, logremos en unos años tener pleno empleo, devolviéndole a cada familia argentina a través del trabajo, la dignidad, la justicia social y el derecho a la movilidad social.