El gobierno nacional anterior insistió durante gran parte de su mandato (acompañado por grandes empresarios, en la necesidad del tratamiento y aprobación de una nefasta reforma laboral.
Lo hicieron usando distintas estrategias para ello, por ejemplo, presentando un proyecto de ley unificado (donde se establecían todos los cambios que pretendían implementar), y también por vía de iniciativas legislativas separadas, sumada a una importante campaña publicitaria en ciertos medios de comunicación.
La reforma laboral propuesta por aquellos días, significaba en la práctica dos cosas. La primera de ellas, era apostar a la uberizacion del mercado laboral; y la segunda, tenía como objetivo hacer un importante recorte de derechos adquiridos y de logros sindicales históricos.
No obstante ello, hoy en día y siendo oposición, estos sectores políticos (y nuevamente acompañados por los mismos grandes empresarios de entonces), vuelven a poner en la agenda pública, este sueño nefasto e inviable para quienes trabajan nuestra Nación.
Ha quedado sobradamente demostrado, el contundente rechazo que le ha dado el pueblo y el movimiento obrero a estas propuestas que atrasan cien años (como mínimo) y que tienen como fin, además, lograr una mayor concentración de la riqueza en menos manos.
También, quieren llevar a las trabajadoras y trabajadores argentinos, a un estado de esclavitud moderna y de sometimiento al poder económico.
Necesitamos, por estas y muchas otras razones, que con carácter de urgencia se haga el recambio dirigencial y generacional definitivo en la CGT, a través de una nueva dirigencia que demuestre estar a la altura de las circunstancias, que comience a darle vida a esta Central Obrera Nacional tan inactiva durante décadas, y que se prepare para nuevos intentos de avances de la derecha en contra no solo de la clase trabajadora, sino también de los jubilados.
El pueblo tiene la obligación moral por las actuales y futuras generaciones, de rechazar enérgicamente cualquier proyecto de reforma laboral, que quiera perjudicar a quien trabaja.
Habrá que mandar las veces que sean necesarias, contundentes mensajes de rechazo, a todos esos sectores políticos y grandes empresarios (antiobreros), que quieran insistir en ello, los que son en definitiva quienes sueñan con flexibilizar el trabajo.
Son los mismos que quieren alcanzarlo, con reiterados proyectos de leyes que van en contra de disposiciones de leyes nacionales, en contra de lo establecido en propia Constitución Nacional, y en contra de lo que se ha dispuesto en innumerables Tratados Internacionales; y especialmente, van en contra del Principio de Progresividad en materia del Derecho Laboral.