Con consignas diversas y una multitud que copó no sólo la Plaza de los dos Congresos sino además buena parte de las principales ciudades del país, se realizó este miércoles el primer paro nacional contra el gobierno de Javier Milei y sus políticas económicas. La jornada de lucha tuvo postales comparables con las grandes gestas populares de la historia reciente, y algunos condimentos que la hicieron especial. En primer lugar, la enorme cantidad de personas que se sumaron a las movilizaciones que plantearon las tres centrales obreras, los movimientos sociales y muchos colectivos de la cultura, la ciencia y actividad productiva. Para eso, se mantuvo el transporte público, lo que marca que la protesta buscaba impactar desde lo cuantitativo, algo que logró. Y tercero, el mensaje que dejaron los principales discursos no sólo estuvo dirigido al ejecutivo, sino que tuvo también una impronta legislativa, en medio de las discusiones por la aprobación del DNU y la Ley Ómnibus.
Con estos aditamentos, la jornada marcó la capacidad de movilización de los gremios argentinos, que actuaron en unidad bajo un mismo espíritu: “La Patria no se vende”. El paro además sorteó la tensión que se generó con el Ministerio de Seguridad, por la intensión de evitar los cortes de calles. Pese al impresionante operativo y los intentos de frenar manifestantes en los accesos a CABA, la multitud desbordó cualquier revisión, y terminó paralizando la circulación en la zona. Incluso los servicios e subtes y trenes se vieron desbordados desde el mediodía, cuando la gente, mucha autoconvocada, quiso llegar al acto central.
Las columnas sindicales comenzaron a invadir la tradicional plaza desde horas de la mañana. Por pedido de la cartera de seguridad, se acordó que los ingresos sean por Plaza de Mayo, pero la enorme cantidad de gente hizo las calles paralelas al Congreso se colapsaran, al punto que cerca del mediodía ya era muy difícil llegar a las inmediaciones del escenario central, donde Héctor Daer y Pablo Moyano fueron los oradores. Según fuentes consultadas por Data Gremial, se estima que hubo hasta un millón y medio de personas movilizadas, entre el acto central y las manifestaciones que impulsaron las regionales de la CGT y las multisectoriales en las principales ciudades del país, de Ushuaia a La Quiaca.
Antes del cierre, se leyó un documento consensuado entre los organizadores, que marcaron que la jornada “es de todos”. “Esta multitudinaria concentración es en defensa de nuestros derechos, de la división de poderes, de la democracia y de la Constitución Nacional”, destacó el texto, que agregó que se trata de “la demostración real de la profunda preocupación que nos causa que se pretendan reformar más de 600 leyes, el Código Civil y Comercial y el Código Penal a través de un DNU absolutamente inconstitucional y de una Ley Ómnibus que, sin debate, pretende imponerse con la fuerza de las necesidades económicas de todos los sectores”.
En estas líneas y los discursos de los jefes cegetistas se puso énfasis en el rol de los diputados que estaban negociando sacar un dictamen de comisión de ambas normas, para luego tratarla en sesión extraordinaria.
“Las sociedades se transforman con diálogo y consenso, en cada sector social, económico y productivo hay interlocutores legítimos para ofrecer opiniones valederas, no se pueden imponer cambios de semejante envergadura y de tan variada temática en plazos perentorios bajo amenaza de sufrir consecuencias económicas más severas aún”, recalcó el documento, que lleva la firma de las centrales obreras, la UTEP, y muchas entidades de distintos espacios. En este contexto, la marcha marcó el “músculo” que puede exhibir el movimiento obrero.
Estuvieron presentes dirigentes de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), Sindicato de Empleados de Comercio de Capital Federal; Asociación del Personal Profesional y Jerárquicos de Comercio (APPyJC), Sindicato de Empleados de Comercio de Mar del Plata y Zona Atlántica (SECZA), UPSRA, aeronavegantes, SICONARA, UATRE, la UOM La Matanza, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), la Asociación Personal Jerárquico de Bancos Oficiales (APJBO), el Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias (SGBATOS), Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTPA), Federación Argentina del Trabajador de las Universidades Nacionales (FATUN), UOM Morón, Asociación Gremial de Computación (AGC), APSEE, el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas de la Ciudad de Buenos Aires y Zonas Adyacentes, UOM nacional, Sindicato de la Carne CABA, la Asociación Gremial del Personal del Mercado de Hacienda; la CATT, Unión Ferroviaria, Federación Judicial Argentina (FJA), APJGAS, Centro de Patrones, FeMPINRA y SOCAYA.
Reclamo multisectorial
Una de las características de la jornada es la diversidad de los reclamos. Si bien el llamado al paro marcó la impronta de los gremios, hubo diversos sectores afectados por las normas que quiere imponer a capa y espada el gobierno que se decidieron expresarse. Así estuvieron los investigadores y becarios del CONICET reclamando fondos para ciencia, los inquilinos que rechazan la derogación de la Ley de Alquileres, las pymes que piden apoyo y los hombres y mujeres de la cultura que repudian el cierre de los institutos de fomento.
Como explicó Pablo Spataro, titular de la CTA Autónoma de Capital Federal, fue “un reclamo de las centrales obrera pero que excedió ampliamente esta convocatoria”, por la presencia de estos sectores. “La voz de los trabajadores se hizo escuchar muy fuerte, en un contexto de la devaluación y la creciente inflación que se ha multiplicado”, agregó Spataro en dialogo con Data Gremial.
Para el dirigente, el paro y movilización “fue multitudinario no sólo por lo que se vio en la Ciudad de Buenos Aires, sino además en todo el país, con los reclamos sectoriales”. “hemos movilizado para ponerle un límite a este DNU, que viene por los derechos de los trabajadores, que intenta priorizar empresas del gran capital para seguir avanzando, como pasa con el extractivismo del sector minero o el agronegocio”, recalcó el dirigente porteño. Además, insistió, se pone en juego “el derecho a la huelga”; por lo que Spataro pidió que los legisladores “puedan reflexionar y no aprueben esta medida, y en el caso que la ley avance vamos a seguir convocando a nuevas acciones”.
El mensaje al poder Legislativo es claro, como lo expresa el documento leído frente al Congreso: “Diputados y Senadores con independencia de los partidos políticos a los que pertenecen deben fortalecerse con esta marcha multitudinaria, para honrar el mandato político recibido y defender con su voto la división republicana de los poderes y la Constitución Nacional”.
Continuidad
La centralidad dela CGT en la convocatoria y el acto de este miércoles marca un cambio de actitud respecto del 2016, cuando la actitud de dialogar con el gobierno de Mauricio Macri lo enfrentó con sus propias bases, que presionaron por un paro.
Esta vez, la brutalidad del ajuste y el alcance de las medidas hicieron que la primera protesta de alcance general fuera a poco más de 40 días de la asunción del mandatario. Ya en la plaza y en las declaraciones posteriores, se abre la discusión de cómo seguir esta batalla, sobre todo porque mientras la multitud marchaba los legisladores del oficialismo lograron un dictamen que si bien todavía no se conoce, abre la puerta al tratamiento de las normas y la posible aprobación.
“Creemos fundamental desde el sindicalismo combativo que las centrales obreras deben darle continuidad a la medida de fuerza de hoy con un plan de lucha, que hay que ser muy claro, tiene que tener por objeto la derrota del plan económico de este gobierno”, sostuvo Jorge Adaro, referente del gremio docente Ademys. Ante la consulta de Data Gremial, el dirigente destacó “la unidad en la acción demostrada”, pero insistió en la necesidad de “un plan de lucha para continuar las medidas masivas para terminar el plan motosierra de Milei”. “Vemos muy positivamente la movilización que se dio hoy en todo el país, con la clase obrera a la cabeza, en el marco de un paro para ponerle freno a un gobierno que viene por el salario, por la baja de las jubilaciones, que ha planteado seguir generando privilegios y ganancias a los grandes capitales a costa de los que siempre perdemos”, analizó Adaro.
En cuanto a la continuidad, ya hay versiones de un pedido a los gremios para movilizarse cuando se trate las normas polémicas en el Congreso, o si pasa cuando sean los senadores los encargados de darle el visto bueno final.
En las centrales no hay pistas de cómo se piensa seguir, lo cierto que la conducción de la CGT está facultada por su confederal a tomar medidas. “Nos hacemos cargo, cada uno en la medida que nos corresponde, de las cuentas pendientes y de los graves problemas que cargamos como sociedad y que debemos solucionar. Pero reafirmamos que la búsqueda de esas soluciones debe contemplar necesariamente el respeto a las leyes, a la convivencia democrática y al bien común. Los derechos civiles, sociales y laborales no se compran ni se venden ni se imponen: los derechos se conquistan y se defienden”, marcó el documento consensuado. “Es necesario reemplazar la grieta por la unidad nacional reafirmando que la Patria es de todos; y no se vende”, agregó. Estos días, a la espera de la respuesta de la política, se podrá ver la dirección que toma este movimiento, que comenzó a marchar.