La interna del Frente de Todos (FdT) se trasladó nuevamente a las estrategias para intentar recomponer ingresos a pocos meses de las elecciones: el kirchnerismo y gremios afines presionan para establecer el pago de “sumas fijas” o remuneraciones no contributivas y el Ejecutivo sigue negando ese mecanismo en sintonía con el rechazo de una CGT que reivindica a las paritarias "libres" como eje de la discusión salarial.
Lo cierto es que el reverdecer de la inflación, que podría acercarse al 20% en el primer trimestre, nuevamente pone en jaque los ingresos de la masa trabajadora.
El camionero Pablo Moyano viene de quejarse por la suba del salario mínimo (casi $88 mil en junio próximo), a la que calificó como una “vergüenza”, y presiona para que haya sumas fijas para aquellos sectores que ni siquiera pueden empardar a la inflación. En este sentido, planteó que si la coalición oficial “tiene aspiración de ganar las elecciones es momento de poner guita en el bolsillo de la gente".
El reclamo del cotitular cegetista llegó casi en paralelo a las declaraciones de Wado de Pedro que, en modo “candidato”, sostuvo que “estamos pidiendo que además de las paritarias funcione una suma fija para algunos sectores de la economía donde los salarios están por debajo de la inflación".
En el entorno del funcionario incluso difundieron el pedido de Moyano que iba en su misma línea.
Es que hay un sector del kirchnerismo que, más allá de la alianza táctica con el ministro Sergio Massa (Economía) sostiene que es necesario mejorar los ingresos de la población de forma urgente para, así, llegar “competitivos” a los próximos comicios. Los integrantes, por ejemplo, de la denominada “Mesa de Ensenada”, que reúne a funcionarios y gremialistas cercanos a Cristina, vienen planteando la puesta en marcha de estas medidas.
Tires y aflojes entre el kirchnerismo y el gobierno
Empero, en Casa Rosada volvieron a rechazar las mismas. Fue la ministra Kelly Olmos (Trabajo) quien reivindicó la función de las paritarias y sostuvo que las sumas no remunerativas fueron otorgadas por el Ejecutivo luego de “gobiernos neoliberales”. No se privó, interna mediante, en tirarle un “palito” a Wado de Pedro: “le digo que el sector más retrasado es el de los trabajadores municipales de Buenos Aires.
Ahí deberían intervenir, yo no tengo competencia sobre esos sectores y la provincia sí", donde sí gobierna un aliado cristinista como Axel Kicillof.
La resistencia de Presidencia a publicar DNU’s que otorguen pagos no remunerativos replica la estrategia de octubre pasado cuando el kirchnerismo también presionaba para una ayuda económica para quienes no pueden hacer frente a la inflación. No sólo no se quiere otorgar ese pago por el costo fiscal sino porque hay una alianza con el sector de los “Gordos e Indepedientes” de la CGT que resiste la medida al argumentar que “achata” las escalas salariales.
El gran problema es que, aunque finalmente se dictara una resolución que autorizara el pago de sumas fijas, quedarían exentos un “ejército” de subocupados y trabajadores informales que están por fuera de cualquier registro oficial. Lo dijo Cristina Kirchner en su discurso de hace 3 semanas en la Universidad de Río Negro: “Hay 11 millones” de trabajadores que desarrollan sus tareas sin un exhaustivo contralor del Estado. En ese universo reinan los denominados "trabajadores pobres" cuyos ingresos no alcanzan a cubrir la canasta básica.