En un clima de constante amenazas con cierre de empresas del Estado y privatizaciones, ya pasaron cuatro meses desde que el Gobierno nacional de Javier Milei dispuso la disolución de la Agencia de Noticias Télam, una de las principales fuentes de información pública del país. La medida fue anunciada en su primer discurso de apertura de sesiones, el pasado 1° de marzo y forma parte de la estrategia oficial de privatizar o cerrar empresas estatales.
La empresa estatal fue creada en 1946 por el gobierno de Juan Domingo Perón y se convirtió en la primera agencia de noticias pública de Latinoamérica. Ante la decisión del Ejecutivo nacional de disolver Télam, las y los trabajadores nucleados en los diferentes sindicatos, entre ellos, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) dieron una lucha durante más de cuatro meses hasta que se confirmó el traspaso de Agencia de Noticias Télam Sociedad del Estado (SE) a Agencia de Publicidad del Estado Sociedad Anónima Unipersonal (APESAU), encargada únicamente de una de las dos funciones principales que tenía Télam: la publicitaria.
En este contexto, algunos profesionales fueron despedidos y otros aceptaron “retiros voluntarios” .
Por otro lado, el resto del equipo periodístico permaneció en el edificio de Avenida Belgrano, bajo la gestión de Contenidos Públicos, la empresa encargada de producir material para Radio y Televisión Argentina (RTA). Esta entidad provee contenidos informativos a medios como la TV Pública, Radio Nacional, Canal Encuentro, Paka Paka, DeporTV y otras entidades estatales y públicas. “En ambos casos, se continúa trabajando bajo el mismo convenio colectivo que tenían anteriormente, garantizando el respeto a sus condiciones laborales”, afirmó Agustín Lecchi, titular del SIPREBA.
¿Cómo fue la resistencia ante el anuncio de cierre?
El viernes 1° de marzo, Javier Milei expresó en las puertas del Congreso: “Vamos a cerrar Télam, que ha sido utilizada durante las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”. El domingo 3, efectivos de la policía rodearon y vallaron los dos edificios donde funcionaba la agencia, en Bolívar 531 y en Belgrano 347. Los periodistas y delegados del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) se acercaron y comenzaron a las guardias para resguardar sus fuentes laborales. Al día siguiente comenzaron un acampe en las puertas del edificio de Bolivar para reclamar por la permanencia de sus puestos de trabajo y resguardar el patrimonio de la agencia. La medida se sostendría por 4 meses.
En paralelo, los 770 empleados de Télam recibieron una circular de parte del entonces interventor de los medios públicos Diego Chaher (actualmente titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas) que los dispensaba de prestar labores por 7 días desde el lunes. Sin embargo, la orden se repetiría por tiempo indefinido hasta varios meses después.
Según contó Diego Guglielmone, uno de los periodistas de Télam, “ese mail lo iban renovando semana a semana sin que nos dieran ningún tipo de información, hasta que en un momento abrieron el retiro voluntario y muchos lo aceptaron”. El trabajador de prensa estuvo 23 años en la agencia hasta que decidió dar un paso al costado debido a la situación de “incertidumbre” que atravesaba. Y agregó: “Cuando fui a preguntar cómo iba a seguir esto con la gente de Recursos Humanos me decían ‘no sabemos’, el Gobierno nunca dijo qué iba a hacer”.
Antecedente para futuras privatizaciones
El cierre de Télam sentó un precedente para la privatización y/o cierre de otras empresas públicas. El reciente conflicto en Intercargo reavivó los planes del Gobierno para avanzar en esta dirección.
La decisión de cerrar Télam fue criticada por sectores gremiales y opositores políticos, quienes argumentan que se trata de un ataque a la comunicación pública y la libertad de expresión. Con el anunció del despido de 15 trabajadores de Intercargo, crece el temor de la privatización. Además, Bullrich se refirió a los "piquetes aéreos" y fue polémica en su postura: "Intercargo tiene que dejar de existir". Ante ello, los dirigentes sindicales aeronáuticos rechazaron los despidos, y también repudiaron el vaciamiento que está sucediendo con Aerolíneas Argentina, otra empresa que Milei tiene la intención de privatizarla.