Desde hace décadas, la clase trabajadora y pasiva de nuestro país, viene reclamando la eliminación de la aplicación del impuesto a las ganancias, a todos los gobiernos de turno.
Han pasado varios gobernantes, muchos de ellos auto proclamados “peronistas”, pero que en la práctica y durante su mandato, mantuvieron el impuesto a las ganancias.
En la práctica, solo quienes generan ganancias millonarias y por lo tanto deberían pagar este impuesto, son sectores como, por ejemplo: la renta financiera, la renta petrolera, la megaminería y el juego, los grandes empresarios, entre otros.
Basta hacer un simple análisis de las definiciones de salario y jubilados, para entender el porqué, que no deben pagar nunca más ganancias los mismos.
¿Cómo se puede cobrar ganancias a un trabajador por percibir un salario? ("Salario es la suma de dinero que recibe de forma periódica un trabajador de su empleador por un tiempo de trabajo determinado o por la realización de una tarea específica o fabricación de un producto determinado". Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Salario).
¿Cómo se puede pagar ganancias a un jubilado por simplemente percibir su jubilación? (“Jubilación es el acto administrativo por el que un trabajador en activo, ya sea por cuenta propia o ajena, pasa a una situación pasiva o de inactividad laboral, tras haber alcanzado la edad máxima, o por enfermedad crónica grave o incapacidad. Obtiene entonces una prestación monetaria para el resto de su vida". – Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Jubilaci%C3%B3n).
El impuesto a las ganancias, aplicado a los trabajadores y jubilados en la Argentina, es sin lugar a duda, convierte a este tributo en injusto, regresivo, confiscatorio y de corte neoliberal.
El anterior gobierno del ex-presidente Mauricio Macri-, en su campaña electoral para la Presidencia, dijo que los trabajadores no pagarían ganancias. No cumplió para nada, esta promesa electoral al pueblo (como otras también).
El gobierno del Presidente Milei, impulsó su regreso de ganancias para los trabajadores (cuando durante la última etapa del gobierno anterior, se decidió sacarlo para este sector), apostando a seguir quitando poder adquisitivo, lo que en la práctica significa más ajuste salarial.
Este Presidente (Milei) siendo Diputado Nacional, votó para su eliminación en relación a la aplicación del mismo a quienes trabajan.
Pero ahora siendo Presidente, propone que los trabajadores lo vuelvan a pagar. Esta misma persona que criticaba a la casta política en campaña, ahora ha demostrado ser parte de esa casta que tanto demostraba en su carrera presidencial.
Al fijarse el nuevo piso a partir del cual se comienza a pagar ganancias: ¿Qué trabajadora o qué trabajador va a pretender tener una suba salarial, para terminar siendo alcanzado por ganancias?
Esto de alguna manera, funcionaría como una limitante a la hora de pedir paritarias para los sindicatos.
Desde el punto de vista de la carrera laboral en el Estado (especialmente) y en el sector privado también: ¿Quién va a querer concursar para cubrir un cargo de Jefatura, que significaría tener mejores ingresos y seguramente, para comenzar a tributar impuesto a las ganancias?
¿Se imaginan una Jefatura que, en la mayoría de los casos, tiene más carga laboral, más responsabilidades, personal a cargo, entre otras; que a causa de su promoción y de un mejor salario; comience a pagar ganancias y que termine irónicamente teniendo menores ingresos de bolsillo que sus propios subalternos?
El retorno de Ganancias tiene y debe ser judicializado (al igual que la reforma laboral regresiva impulsada por este nefasto gobierno nacional), por muchos fundamentos legales y fácticos.
Somos millones de personas, las que estamos convencidas que se tiene que eliminar definitivamente la aplicación de ganancias a los activos y pasivos, pero sí debe ser cobrado a quienes realmente generan ganancias en nuestra Nación.
Por otro lado, necesitamos urgentemente elecciones en la CGT la actual conducción, es en uno de los aliados del gobierno de Milei, y son traidores a los intereses de los trabajadores y jubilados.
Esta dirigencia de la CGT, convirtió a la Confederación General del Trabajo, en Confederación General de Traidores. No hay plan de luchas. No hay defensa de los puestos de trabajo. No hay defensa de los derechos laborales y previsionales.
¡Que se vayan todos!
No hay dudas que el gobierno nacional actual y sus aliados provinciales que pidieron la vuelta de ganancias también, son enemigos de los trabajadores, es decir, apuestan a que la clase trabajadora sea la principal variable de ajuste.
Con estas y otras medidas, el gobierno de Milei y la oposición funcional, han logrado reducir drásticamente el poder adquisitivo de los argentinos, lo que se traduce en la práctica en un mayor enfriamiento de la economía, y como uno de los resultados obtenidos, reitero, se observa un importante aumento de la pobreza que aumenta día a día, sin acciones que tiendan a modificar esta grave situación, en un país en el que sobran los alimentos y el territorio.
Hay millones de argentinas y argentinos que pasan hambre, en el granero del mundo (especialmente niños y ancianos).
Es inmoral.
La clase política (oficialismo y oposición, son los principales responsables que suceda), y la CGT también.
Para revertir este escenario espantoso para los trabajadores, debemos recuperar la CGT de una vez por todas, y hay que poner en la conducción a un solo dirigente gremial con trayectoria, con independencia política, que hable menos y que haga más por quienes debe representar.
Basta sostener burócratas y traidores, atornillados a cargos sin defendernos, siendo rastreros y colaboracionistas de todos los gobiernos de turno.