Fue hace un tiempo atrás, cuando en plena entrevista, el actual Presidente de la Nación dijo textualmente: "Amo ser el topo que destruye el Estado desde adentro".
En un país serio, con una justicia independiente que actúe de oficio, y con una verdadera oposición política; se hubiera apartado del cargo a este Señor hace rato y se lo hubiera sometido a un proceso judicial.
Reconocer abiertamente que usando su cargo de Presidente, el mismo tiene la intención de destruir todo en la Argentina, es inaceptable e inadmisible.
Desde que el actual gobierno inició su mandato, lo único que ha venido realizando, es ejecutar un plan sistemático para ir rompiendo el Estado, paso a paso.
Con la devaluación de casi el 120% de la moneda nacional en Diciembre de 2023, se provocó una pérdida terrible en el poder adquisitivo de los trabajadores, de los jubilados, y de los sectores más vulnerables, aumentando geométricamente los números de la pobreza.
Se despidió a miles de trabajadoras y trabajadores del Estado Nacional, que desarrollaban funciones claves para el bienestar de las argentinas y argentinos.
Viene dilatando innecesariamente, la entrega de alimentos que quedaron pendientes de dar de la gestión anterior, a los sectores más necesitados de asistencia social.
Suspendió la medicación oncológica a pacientes con tratamiento de cáncer.
Redujo a la cobertura en medicamentos a los jubilados.
Los precios de todos los productos de la economía se dolarizaron, mientras que los salarios y las jubilaciones se cobran en pesos.
Dió luz verde, a permanentes aumentos en los combustibles, impuestos y tarifas.
Asfixió al mercado interno, lo que viene ocasionando el cierre de miles de comercios, pymes e industrias.
Desreguló el sistema de transporte público automotor, y el de media y larga distancia (con la intención de romper el sistema) y llevarlo a su desaparición, promoviendo el funcionamiento de aplicaciones de transporte ilegal y que en la actualidad desarrollan actividades en infracción a leyes penales, tributarias y laborales.
Elevó proyectos, que hoy son leyes y que de alguna manera alientan el saqueo de los recursos naturales, del territorio y del trabajo nacional, en manos de intereses foráneos o extranjeros.
Viene atacando a la salud pública, a la educación pública, al sistema de transporte público, entre otras cosas.
También fue contra la cultura.
Este gobierno nacional, ha demostrado no solo ser el peor de la historia argentina, sino que también el más traidor a los intereses de la Patria.
Esto no es un modelo de país.
Esto solo termina demostrando ser, un gran plan de negocios para que un sector minúsculo de empresarios argentinos y extranjeros, se llenen los bolsillos a costa del hambre de la gente.
Ahora bien, el topo tiene el acompañamiento de topitos en este proceso.
Se trata de algunos gobernadores, intendentes, senadores, diputados, legisladores, concejales, dirigentes sindicales, que son plenamente colaboracionistas y que apoyan por acción u omisión, la destrucción de la Patria, lo que los convierte no solo en enemigos, sino que principalmente en traidores a la Patria.
Pero por otro lado, pareciera no haber oposición política partidaria. No hay sectores que desde la política, estén poniendo freno alguno, al topo y a sus topitos, que demuestran que vienen por todo.
Hasta el día de hoy, el peronismo no cuenta con un líder que esté a la cabeza y que ponga en práctica la Doctrina Justicialista en sus acciones y en un proyecto de Nación. El último dirigente peronista que tuvo la República Argentina, fue el General Juan Domingo Perón. Hoy el peronismo, vive solo en las bases y en quienes sin tener cargos, ponen en práctica el justicialismo desde que se levantan hasta que se acuestan, en sus acciones. Son esas mujeres y hombres, los que hoy deben llevar adelante el recambio dirigencial y generacional peronista. Deberíamos dejar de ir al basural, para seguir buscando dirigentes reciclados disfrazados de peronistas, que ya cumplieron su ciclo y que se resisten a resignar continuar atornillados en lugares, solo para mantener su zona de confort y nada más.
Este recambio dirigencial y generacional, debe suceder asimismo en la CGT La actual dirigencia viene siendo colaboracionista, funcional y extremadamente pasiva, consintiendo así toda las agresiones y los embates que el gobierno nacional libertario practica sobre trabajadores y jubilados. Si les quedara algo de dignidad aún, debería renunciar inmediatamente todo el Consejo Directivo en pleno y convocar a un Confederal, que permita tener un único conductor que empiece a darle vida a una Central Obrera Nacional, que desde hace años se encuentra en estado de coma.
Nuestro querido pueblo, no debe permitir ningún atropello más por parte de un gobierno que apuesta a la desaparición de la República Argentina, y llevarnos a lo que sucedió con la Ex Yugoslavia. De proseguir este plan sistemático de demolición, por qué no pensar que ellos apunten a la disolución nacional, como objetivo final de la entrega.
En lo personal, creo que va llegando el tiempo de que al topo y a sus topitos, Dios y la Patria los empiecen a demandar; no solo por todos nosotros, sino fundamentalmente por las próximas generaciones de argentinos.