Hace muchos, pero muchos años atrás, hubo un político argentino que supo de decir algo así: "Si decía lo que iba a hacer, nadie me votaba" (refiriéndose al programa de ajuste, que tenía en agenda implementar).
En la actualidad, sin tapujo, sin pudor, y sin vergüenza alguna, existen candidatos a Intendentes, Gobernadores, y Presidentes, que en spot publicitarios de campaña y en entrevistas radiales, televisivas o impresas, le dicen en la cara al pueblo argentino, que en su agenda de gobierno apoyarán la quita de derechos laborales a la clase trabajadora, es decir, apuntan a nivelar hacia abajo.
Reitero, lo están diciendo en la cara misma de todas y de todos nosotros, lo que hasta constituye una absoluta provocación; frente a un sindicalismo argentino tibio y ausente, que no repudia, ni rechaza en todos sus términos estas manifiestas declaraciones antiobreras.
En lo personal, no he escuchado un solo dirigente político (mujer u hombre) que, dentro de sus propuestas, apunte a mejorar la situación laboral de las argentinas y argentinos. No hay quien hable de ampliar derechos.
No hay quien hable de crear nuevos derechos laborales. No hay quien hable de avanzar en un proceso de incorporación al mercado de trabajo, de millones de conciudadanos que hoy dependen de un monotributo o de trabajos no registrados (en negro), para poder subsistir su familia y ellos mismos. No hay una sola fuerza política, que hable de un proyecto de país que permita incorporar a la fuerza laboral registrada y amparada en las leyes laborales argentinas, como en la propia Constitución Nacional, a quienes dependen desde hace varias generaciones de planes sociales. No hay quienes hablen de un proyecto de país peronista.
Son esas mismas fuerzas, las que señalaban por ejemplo a la actual colisión de gobierno (que ha fracasado en su gestión rotundamente), de querer llevarnos a la situación social y económica crítica, como la que padecen otros países de la región, en donde hay un proceso de empobrecimiento general de la población.
Sin lugar a dudas, las medidas económicas, sociales, pero especialmente los cambios que propugnan estos mismos candidatos antiobreros, que son defensores de los sectores empresariales más monopolios, concentrados y ricos del país, los que con sus ideas e iniciativas, llevarán al pueblo trabajador a una suerte de esclavitud laboral moderna; en donde prácticamente sean descartables quienes trabajan, en donde se eliminen derechos y conquistas históricas de la clase obrera, y en donde se avance en un proceso de uberización de todas las actividades (estatales y privadas), en la República Argentina, con trabajadores más pobres y empresarios más ricos.
No podemos como pueblo trabajador, apoyar o acompañar a políticos antiobreros.
Tampoco podemos seguir teniendo dirigentes gremiales tan tibios, que nada hagan frente a estas nefastas expresiones que buscan avanzar sobre los derechos laborales de aquellos que deberían defender (con independencia política partidaria). Quizás sea la hora de comenzar un proceso de renovación dirigencial y generacional en muchos sindicatos argentinos, pues, hay quienes por distintas razones se ven condicionados para luchar, para erguirse y para defender a los suyos. Quizás sea hora de apoyar nuevos liderazgos, hablo de personas que no tengan condicionamiento alguno para hacer lo que un dirigente sindical de acuerdo a sus funciones estatutarias, tiene el deber de hacer.
En nuestra Nación, hay innumerables casos de dirigentes gremiales (mujeres y hombres), cuya lucha les costó hasta la propia vida. Supieron defender a la altura de las circunstancias en momentos muy difíciles, a sus afiliadas y afiliados. Actualmente, quedan muy buenos cuadros gremiales en nuestra Nación también.
Personalmente, creo que deberían renovarse absolutamente todos los cargos de la CGT nacional (hoy nadie de allí nos representa para nada), a través del voto directo del pueblo trabajador. La CGT dejar de tener militantes políticos partidarios, para pasar a tener representantes de los intereses de los trabajadores y de los jubilados solamente.
Es realmente de destacar, que el pueblo trabajador no le ponga votos en las urnas a quienes en la cara le están diciendo que, de llegar al poder, serán sus verdugos.
Es muy importante, entender que esa dirigencia nefasta de derecha, busca defender los intereses corporativos de ellos y de los sectores del verdadero poder económico argentino. Miran al trabajador, como la variable de ajuste económica (junto a los jubilados), y como el enemigo.
Espero personalmente, que surja una verdadera alternativa electoral peronista pura, en donde en los discursos se hable más de Perón y de Evita, en donde en el programa de gobierno y en sus propuestas esté marcado por la doctrina justicialista, y en donde desde lo discursivo hasta las medidas concretas, se apunte recuperar el trabajo, la justicia social, y la movilidad social ascendente, entre otras cosas.