Desde hace varios años, especialmente durante la gestión del gobierno nacional anterior, se ha observado un proceso de manifiesta estigmatización de los trabajadores en general.
Un claro ejemplo, que evidencia una obsesión que persiste aún por estos días para los sectores de derecha política (y de algunos grupos empresariales más acomodados, que proponen una reforma laboral a la baja), es el caso de los trabajadores de EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba).
Criticados por tener salarios dignos y un Convenio Colectivo de Trabajo modelo (que muchas personas quisieran tener en su propia actividad, y que de hecho así debería serlo para lograr nivelar hacia arriba y no hacia abajo), entre otras conquistas.
En plena campaña electoral en territorio provincial, se escuchan a referentes de estos sectores políticos antiobreros, volver a la carga contra derechos adquiridos establecidos en el propio Convenio Colectivo de Trabajo correspondiente.
Nuevamente se busca instalar en la ciudadanía la idea de que existen trabajadores que ganan mucho y que "son privilegiados".
Según su mensaje, aquellos trabajadores que son pobres y que no tienen premio alguno, serían los buenos; y los otros, serían los malos.
Usan el mismo discurso de odio empleado durante la gestión del gobierno nacional anterior, cuando se intentó avanzar de manera infructuosa, con su nefasto proyecto de reforma laboral, que en la práctica, apuntaba a avanzar sobre derechos y conquistas adquiridas de toda la clase trabajadora, para llevarnos a una suerte de esclavitud moderna.
En primer lugar, cabe decir, que no existen trabajadores que ganan mucho en Córdoba y en Argentina.
Existen trabajadores, que gracias a la lucha de destacados dirigentes sindicales históricos (a muchos de ellos les costó hasta su propia vida, como fue el caso de Agustín Tosco) lograron importantes Convenios de Trabajo; es decir, fueron conquistas sindicales trascendentales, lo que es absolutamente meritorio y de destacarse.
Hay trabajadoras y trabajadores como los de la EPEC, que durante la pandemia y en su peor momento, trabajaron incansablemente para garantizar un excelente servicio y que no falte el suministro de energía a los cordobeses (mientras que muchos de estos políticos de derecha, podían trabajar desde su casa y sin exponerse a riesgo alguno para su salud).
Es inaceptable en el año 2023, escuchar en Córdoba que se siga criticando a trabajadores con ingresos dignos o con premios como es el caso de quienes trabajan en EPEC (recordemos que hay otras actividades estatales y privadas, que también tienen premios similares en la República Argentina, es decir, no son los únicos).
Algunas preguntan que nos hacemos nosotros, son las siguientes:
¿Los salarios que perciben las trabajadoras o los trabajadores que se desempeñan los sectores empresariales que ellos representan, que ellos promueven y que critica los ingresos de quienes trabajan en la EPEC, superan la canasta básica total?
¿Esas trabajadoras o trabajadores, cobran premios también?
Creemos que todos los trabajadores y trabajadoras del sector privado de Córdoba (junto a sus sindicatos), deberían aspirar a para tener su propia B.A.E. y trabajar hasta lograrla.
En definitiva, en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional se establece, entre otros derechos de los trabajadores, el siguiente: El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección…”
Ningún país serio del mundo funciona sin trabajadores y con salarios de hambre.
En ningún país serio del mundo, se dice que existen trabajadores privilegiados.
En ningún país serio del mundo, se pagan salarios de hambre a sus trabajadores.
En ningún país serio del mundo, se brega para que se renuncie, se suspendan, o se eliminen derechos y conquistas gremiales adquiridas.
En Argentina eso no tampoco se puede hacer, gracias al principio de progresividad en materia laboral.
Sí se puede ampliar, mejorar, o crear nuevos derechos; pero bajo ningún concepto reducir, empeorar, o eliminar derechos logrados.
Los derechos por ley, son irrenunciables.
Deberíamos preocuparnos más de que todas las trabajadoras y trabajadores cordobeses y en todo el país tengan salarios dignos (por encima de la canasta básica total), y que tengan su derecho constitucional a participar en las ganancias de las empresas (es decir que tengan sus propios premios).
Queremos dirigentes políticos y sobre todo gobernantes, que discursivamente y fundamentalmente a través de sus medidas de gobierno, comiencen a nivelar para arriba y no para abajo en materia laboral.
Solo teniendo gobernantes que impulsen estas y otras Políticas de Estado a favor del pueblo, podremos alguna vez, aspirar a volver ser el país serio y potente que una vez fuimos.