Desde hace muchos años, en nuestro país se observa una falta de renovación (recambio dirigencial y generacional), en la mayoría de las conducciones sindicales argentinas.
Esta situación, también continúa siendo cuestionada en la política, en donde existen dirigentes que hace décadas están "atornillados en cargos políticos".
Lamentablemente en determinados casos, esto no solo termina perjudicando a muchas conducciones sindicales (por el enorme desgaste natural que se sufre en la gestión, durante años y años en el poder), sino que principalmente afecta a las propias representadas y representados que terminan encontrándose en una situación de orfandad sindical.
También llama poderosamente la atención, la alarmante pérdida de liderazgo que han tenido algunas organizaciones sindicales en nuestra provincia de Córdoba, que han sido referencia y que han hecho historia en momentos muy difíciles de nuestra Nación.
Actualmente en varios casos, sus dirigencias están llamadas al silencio, con un perfil más que bajo, y con una evidente falta de acción gremial que preocupa no solo a sus afiliadas y afiliados, sino también a gran parte de la ciudadanía en general (por ejemplo, a los jubilados, que han sido víctima de reformas previsionales, que significaron recortes de sus haberes).
¿Qué les pasa?
¿Serán señales de que estamos frente a finales ciclos de ciertas conducciones?
¿No será tiempo de trabajar en la capacitación de los delegados gremiales, activistas y afiliados, para que el día del mañana no solo queden personas bien preparadas, sino también para que se vayan formando los mejores cuadros sindicales cordobeses y también en el resto de las provincias?
¿Acaso se trata de faltas de ideas, o por el contrario no conviene formar nuevos líderes, para que parte de la dirigencia sindical continúe atornillada varios años más, sin permitir el necesario recambio generacional?
De ser así, sería muy poco democrático... ¿no?
¿A veces hay quienes se irritan, cuando surgen nuevas listas internas, que buscan presentarse en las elecciones y ser alternativas de conducción del gremio?
Sin dudas, el mejor legado que puede dejar un dirigente sindical es ser democrático; capacitar a su gente; dejar los egos personales y la vanidad de lado; tener el mismo nivel de vida de quienes se representa, estar siempre del lado de la trabajadora y del trabajador que representa; no usar la estructura sindical para encolumnarla detrás de ningún partido político; ser coherente siempre entre lo que dice y lo que hace; no solo quedarse con históricas conquistas obtenidas con anterioridad, sino fundamentalmente trabajar por nuevos derechos para sus representados; y nunca abandonar la lucha.
Sería muy sano, que por modificación de la Ley Nacional 23551 por ejemplo, se acaben los mandatos indefinidos en las conducciones de todos los sindicatos.
Se debería establecer (al igual que en la política para cargos ejecutivos), un plazo de cuatro años de mandato con posibilidad a una nueva reelección, y posteriormente un periodo de alternancia obligatorio para todos los integrantes de Consejos Directivos.
Si durante años se criticaron los feudos políticos de ciertas provincias argentinas, creo que también es tiempo de que no hayan más feudos en las organizaciones gremiales, pues los sindicatos no son propiedad de ningún dirigente o grupo de ellos.
Son instituciones creadas exclusivamente, para la defensa de los derechos e intereses de las trabajadoras y trabajadores de la actividad (sea estatal o privada).