Desde hace muchos años, el peronismo en la República Argentina viene padeciendo un proceso de desgaste y, por ende, de falta de respuestas a las muchas problemáticas de los trabajadores, de los jubilados y de los sectores sociales que se encuentran estancados en una situación de pobreza casi estructural, a punto tal, de no dar respuestas concretas a ellas.
Esto obedece a varios factores a mi entender, como un peronista más.
Primero, las candidatas y candidatos para cargos ejecutivos y legislativos, dejaron de ser elegidos en internas partidarias por las afiliadas y afiliados, para pasar a ser propuestos por el dedo de algunos dirigentes.
Con el devenir de los años, mujeres y hombres peronistas, altamente capacitados, preparados, con trayectoria y con los méritos para estar en esos lugares, pasaron a ser desplazados por otras personas (en ciertos casos familiares o amigos de dirigentes en función), quienes en función demostraron en la mayoria de los casos, no estar a la altura de las circunstancias para resolver desde ese puesto, las necesidades de la gente.
El peronismo se merece un profundo debate interno, para volver a ser gobierno, y para alcanzar el mayor número de representantes legislativos en todos los recintos del país.
Para eso, habrá que abrir las puertas de par en par, de todas las estructuras provinciales, a aquellas compañeras y compañeros (las nuevas generaciones), que aspiren a ser Intendente, Gobernador, Presidente, como así también Concejal, Legislador, Diputado o Senador.
Tenemos la obligación de impulsar a las mejores candidatas y candidatos, en internas, y no más por indicación de nadie.
Desde mi niñez, me enseñaron en mi casa (vengo de familia peronista), que el peronismo se predica más con las acciones, que con los discursos.
Así lo vengo haciendo desde siempre.
Un gobierno peronista, debe gestionar con la Doctrina Justicialista en todos sus puntos, volver a hablar de Perón y de Evita, y no tener miedo a hacer la V de la victoria en discursos o actos partidarios.
Un gobierno peronista, debe abordar las principales necesidades de quienes trabajan y de los jubilados, es clave
Un gobierno peronista, debe impulsar medidas que realmente reconviertan los planes sociales, en trabajo digno y registrado, es fundamental.
Un gobierno peronista, debe reindustrializar la República Argentina, de Norte a Sur y de Este a Oeste, tomando todas las medidas que así lo garanticen.
Somos una Nación que produce alimentos para más de cuatrocientos millones de personas, pero desde hace años, no se le garantiza el alimento a cuarenta y cinco millones de argentinas y argentinos (especialmente niños y jubilados).
Un gobierno peronista, debe colaborar para que la clase trabajadora y los jubilados, recuperen urgente su poder adquisitivo, principalmente implementando un plan anti inflacionario.
Un gobierno peronista, debe bajar los impuestos, para apostar a la reactivación del mercado interno, y así ayudar al funcionamiento y crecimiento de nuestras pequeñas y medianas empresas.
Un gobierno peronista, no debe tener temor, de discutir en una agenda propia de reforma laboral, siempre y cuando sea para avanzar y no retroceder, como pretende la derecha.
Para ello, se tienen que sugerir la creación de nuevos derechos y conquistas laborales.
Somos uno de los diez países, con mayor extensión territorial.
Contamos con distintos climas, muchos recursos naturales, y posibilidades de crecimiento.
Un gobierno peronista, debe desarrollar un ambicioso plan, que permita alcanzar en un tiempo prudencial la plena ocupación, a través de una enorme variedad de posibilidades de trabajo, en todo el territorio argentino.
Hay que ampliar y no recortar.
Un país que solo recorta, nunca podrá hacer frente a sus obligaciones por ejemplo, con acreedores extranjeros como es con el Fondo Monetario Internacional.
Para eso, un gobierno peronista debe poner al pueblo como prioridad a proteger, y no al pueblo como variante de ajuste a estrujar, como pretende la derecha.
El primer paso para recuperar el peronismo, es democratizar todas las estructuras partidarias provinciales y la nacional, para que las mismas, dejen de ser manejadas por los mismos de siempre y para que sean las afiliadas y los afiliados, quienes exclusivamente decidan quienes son las mejores candidatas y candidatos, que representen los ideales justicialistas, que le devuelvan a la ciudadanía la verdadera justicia social, y que garanticen decisiones políticas que reinstale en nuestra querida Nación nuevamente, el derecho a la movilidad social ascendente.