Finalmente se produjo el gesto de distensión entre dos viejos socios del fenecido Frente de Todos: Alberto Fernández recibió el último miércoles a una mesa chica “ampliada” de la CGT en la Residencia de Olivos.
El encuentro tuvo lugar en la noche del pasado 26 de julio en la quinta presidencial. Los jefes gremiales, como había adelantado este medio, habían pedido la reunión al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, para intentar recomponer un vínculo que se había “enfriado” conforme la decisión del jefe de estado de no “conducir” al oficialismo.
El Presidente estuvo acompañado por este funcionario, por el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y por la ministra de Trabajo, Kelly Olmos. Por la central obrera, estuvieron presentes el triunvirato compuesto por Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano, el secretario adjunto de la institución, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Sergio Romero (UDA), Jorge Sola (Seguros) y Miguel Ángel Paniagua (SUTEP), entre otros.
En "modo campaña"
El objetivo del encuentro, además, fue “contener” a un jefe de estado que en los hechos se encuentra alejado de la campaña proselitista de la fórmula mayoritaria de Unión por la Patria, que conforman Sergio Massa y el propio Rossi. La central obrera viene de prodigarle un fuerte respaldo en el salón Felipe Vallese y el próximo 8 de agosto le organizará un acto en un estadio de Malvinas Argentinas.
De qué habló Alberto Fernández con la CGT
Según se pudo averiguar, A. Fernández se mostró distendido durante la cena y se abocó a hablar sobre la agenda internacional que últimamente ocupa la mayoría de su tiempo.
El jefe de estado justamente hacía pocos días había regresado de la cumbre Unión Europea- Celac en Bruselas.
También calificó a la fórmula presidencial de la “unidad” como “equilibrada”, aunque no mostró un gran entusiasmo por la figura de Massa, que desde hace meses es el elegido por la dirigencia de la central obrera para representar al oficialismo en las próximas elecciones.
¿Visita del Papa Francisco?
Durante la velada el secretario de relaciones internacionales de la central gremial y representante en la OIT, Martínez, aventuró que en 2024 finalmente se podría concretar la esperada visita del Papa Francisco a la Argentina. Para los presentes, de concretarse, sería una buena oportunidad para dar apoyo a la “gran parte de la sociedad” que quiere terminar con la grieta y las divisiones en el país.
Lo cierto es que el encuentro sirvió también para recomponer un vínculo que se había “enfriado” al calor de la pérdida de influencia del Presidente en el armado electoral que se dio la propia coalición oficialista. Por eso el objetivo de varios integrantes de la mesa chica fue retomar el diálogo con el jefe de estado como forma de sumarlo a la “unidad del peronismo” que, sostienen, será fundamental para darle potencia a la candidatura presidencial de Massa con miras a una reñida elección con el arco opositor.
Es que, puertas adentro de la central de calle Azopardo, hay conciencia que el “fuego amigo” que durante los últimos años se ciñó sobre la accidentada coalición oficial paralizó la gestión y profundizó la crisis socio-económica.