Un 18 de julio de 2022, el reclamo de un grupo de trabajadores lecheros para que la empresa los recategorice dio inicio a un conflicto que se volvió, en poco tiempo, un debate de alcance nacional. El pequeño pueblo de Moctezuma, en la localidad bonaerense de Carlos Casares, se llenó de móviles televisivos y menciones en redes sociales, que atacaban o defendían a esa treintena de empleados de Lácteos Vidal, que acamparon frente a la planta de la firma como parte de su plan de lucha. La reacción empresarial, con denuncias penales incluidas, inició una escala de medidas que hizo del conflicto un símbolo de cómo se pueden desarrollar estas cuestiones con un gobierno opositor. La respuesta fue igual de contundente: la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) desplegó una red de solidaridad para sostener la pelea, y con respaldo de otras organizaciones dio la batalla gremial y simbólica. Luego del último fallo judicial que obliga a la reincorporación de los despedidos, los trabajadores esperan que haya una respuesta de fondo a sus reclamos, mientras mantienen alta sus convicciones: “no somos delincuentes”.
Desde un comienzo, el conflicto en Lácteos Vidal generó la atención de la prensa nacional. Bajo el argumento de una medida “brutal” a partir de un supuesto bloqueo de la planta, referentes de la oposición criticaron el accionar de los trabajadores y su gremio, que no logró que los dueños de la firma se sienten a negociar.
Envalentonados por la protección mediática y política, despidieron a los que protestaban, y los denunciaron penalmente. Así inició este proceso que lleva 10 meses y que sigue sin solución: el acampe se mantiene, la empresa no permite a los cesanteados volver a sus lugares de trabajo, y el uso político se mantiene.
“El balance no es positivo, por el momento que están pasando los trabajadores y sus familias, que hace 10 meses que están sin cobrar sus salarios. La solución inmediata que necesitan estos trabajadores no está”, sostuvo Heber Ríos, titular de la seccional General Rodríguez de ATILRA, en una entrevista con Data Gremial. El último fallo judicial, agregó el dirigente, “nos genera cierta esperanza, vamos de a poco recuperando la confianza en la justicia laboral”. Aunque por ahora la crisis se mantiene.
En este tiempo, el acampe se mantiene gracias a la solidaridad. Existe un fondo de huelga al que aportan empleados lecheros de todo el país, a lo que se suma la entrega de mercadería y productos que hace ATILRA, que cuenta con el aval de otras organizaciones sindicales en esta pelea.
“Es algo natural que surge de los trabajadores y nuestro gremio, nuestro sello distintivo”, dijo Ríos, quien es secretario Ajunto del gremio a nivel nacional. Este respaldo no se correspondió con lo que sucedió en el Ministerio de Trabajo, donde ni el ex titular Claudio Moroni como su sucesora Raquel Olmos respaldaron la lucha de los lecheros. “Funcionarios que no funcionan, lo dijo una dirigente muy importante de nuestro país”, ironizó el dirigente, que cree que esta actitud se debe a que “especularon con lo que puede pasar en materia política”.
El factor político
Durante los momentos más tensos del conflicto de Lácteos Vidal comenzó a actuar una entidad que lograría mucha visibilidad mediática: el Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB) referenciado en la abogada macrista Florencia Arietto. A partir de su prédica contra el accionar del gremio, impulsó denuncias por amenazas, daños y fundamentalmente por el bloqueo de la planta. Todas fueron realizadas en el fuero penal, y todas descartadas.
“Hay que tomar debida nota de lo que sucedió en Vidal, con la irrupción del MEAB, que lo que hace es transformar una causa laboral en una penal, con mentiras, pero por suerte los fallos judiciales nos vienen dando la razón”, explicó Ríos.
Durante estos meses, además de las horas en programas de televisión de Arietto, se pronunciaron contra los trabajadores grandes actores de la política, como Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich, entre otros. “Estuvieron todos fogoneando en los grandes medios de comunicación para que la familia Bada Vázquez se victimice y diga un montón de mentiras”, recordó el dirigente sindical.
Pero la lucha de los trabajadores lácteos no aflojó por estos ataques, y consiguieron que la justicia les dé la razón, como en febrero de este año cuando el Juzgado N° 3 de Garantías de Trenque Lauquen desestimó las denuncias penales realizadas por la familia dueña de la firma.
“En este caso puntual, hay que sacar la palabra bloqueo, porque no lo hubo, y eso lo demostró la justicia, mandando a archivar la causa penal. No pudieron demostrar las amenazas, los daños, el bloqueo, porque no sucedió”, destacó Ríos.
Además, un mes después el Juzgado Nacional Del Trabajo Nº 69 ordenó a la empresa que reincorpore a los despedidos de septiembre del 2022, y se abstenga de incorporar nuevo personal. Así, la operación para demonizar la protesta y el gremio fue quedando desmantelada.
Por estas cuestiones, el conflicto por la recategorizaicón de un puñado de empleados se volvió un tema nacional, y una prueba piloto sobre posibles escenarios futuros. “Está claro que en este caso se pone en juego más que el propio conflicto, es un escenario para futuras maniobras”, remarcó Ríos, que se lamentó que se haya llegado a esta situación.
“Este es un conflicto muy fácil de resolver, si hubiese existido la voluntad política de hacer cumplir las leyes vigentes”, dijo. Además, resaltó la labor del fiscal que investigó las denuncias penales. “Cuando denunciaron bloqueo fue al lugar y comprobó que estábamos a 50 metros de la puerta, y siendo que en todo el perímetro de la fábrica hay cámaras de seguridad, no pudieron mostrar un video que demuestre lo que dijeron”, relató.
Pueblo chico
Moctezuma es un pequeño pueblo de unas 20 manzanas que según el último censo tiene 515 habitantes. Es el típico poblado agrícola, en donde se asentó la familia Grobocopatel al llegar al país, y de donde es oriunda la familia materna del músico Daniel Barenboim o el campeón de automovilismo Roberto Mouras. Con el conflicto de Lácteos Vidal vio alterada su tranquila vida diaria, una situación que se mantiene, aunque con menos impacto mediático. El acampé sigue, y los empleados que quieren ingresar a trabajar lo pueden hacer, en medio de un clima de calma.
“Lo que tiene que quedar claro es que no somos delincuentes, siempre nos comportamos como trabajadores, entendemos que aquellos que están trabajando o fueron contratados, convivimos sin problemas. Acá el que está incumpliendo es el sector empresarial”, afirmó Ríos. En este sentido, agregó que “contamos con el respaldo absoluto del pueblo, donde nos conocemos todos, cada familia tuvo a alguien trabajando alguna vez en la empresa”. Por eso, cuando comenzaron las protestas, de los 42 empleados de la firma, 32 votaron en asamblea ir al paro, un respaldo que se mantuvo en este tiempo, más allá de las operaciones y varias amenazas.