La disparada inflacionaria, combinada con el fuerte repunte de la actividad, ha favorecido la existencia de los denominados “trabajadores pobres”, un fenómeno que advirtió Cristina Kirchner en su recordado discurso de junio pasado, en Avellaneda.
Especialistas advierten que pese que en los últimos cinco años ha crecido la tasa de empleo y bajado fuerte la desocupación, hoy tenemos 8 puntos más de pobreza y 2,6 más de indigencia a causa de la caída en los ingresos de los asalariados.
Hace unas semanas el INDEC confirmó las mejoras en los índices de empleo al registrar un 6,9% de desocupación en el segundo trimestre de 2022. Pero el organismo confirmó que en junio el salario privado perdió 2 puntos contra la inflación (los empleados públicos lograron empatarle) pero en el caso de los no registrados la caída fue mucho mayor.
Este es el principal problema que observa Luis Campos, titular del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, que concluyó que en el contexto actual, a diferencia de lo ocurrido durante la etapa de Néstor Kirchner como presidente, “la pobreza y la indigencia no se bajan con un aumento del empleo” y esto tiene que ver con la caída en los niveles de ingreso que vienen registrándose desde 2018 a la fecha. Un período caracterizado por la alta inflación.
“Además si ese empleo se genera en condiciones precarias de contratación, donde crecen fuerte los no registrados y los asalariados en cuenta propia resulta un problema adicional”, explicó Campos en diálogo con este medio.
Una encerrona que no permite vislumbrar una solución
En un país donde la pobreza se mide por ingresos, la única forma de mitigar este fenómeno es haciendo crecer el dinero que ingresa en los hogares. Hoy, por ello, vemos fenómenos como “el pluriempleo”, es decir, personas que suman “changas” para poder costear la canasta básica total. Pero esto también tiene un límite.
Al respecto, Campos dijo que “igual no tenés muchas chances de aumentar empleo por los niveles de desocupación que hay. No se va a poder bajar mucho más. Es la diferencia con otras épocas donde había niveles de pobreza cercanos al 40% pero tenías desempleo elevado, como pasó con Néstor (Kirchner como presidente). Entonces si reducías fuertemente la desocupación bajabas la pobreza. Hoy eso no pasa y tampoco podés aumentar el (poder de compra del) salario por la inflación. Es una encerrona en la que ésta y cualquier gestión”.
La controversia se produce, asimismo, porque si el Gobierno intentara frenar la inflación aminorando el ritmo de la actividad, ahí le podría subir el desempleo con el consecuente impacto en los niveles de pobreza. “Es como el perro que se muerde la cola. Es todo un desafío”, indicó Campos.
En el Gobierno sostienen que para revertir el fenómeno de los trabajadores pobres habría que incrementar las capacitaciones para jerarquizar más el nivel de empleo. “Lo que pasa es que en los números no vemos más trabajo calificado, sino que la desocupación cae por la suba del empleo no registrado”, concluyó Campos.