Por estas horas y más allá de la conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo, se está llevando adelante la revisión paritaria de los más de ocho convenios colectivos del sector asistencial en Sanidad. En ese contexto, la suba salarial que se cerró en mayo es de apenas el 41%, y queda por cobrar un 18% divido en dos cuotas: 9% noviembre y 9% en diciembre. Ahora, en plena renegociación, el titular del gremio Héctor Daer expresó que la intención es que se alcance un aumento anual acumulado de entre 80 y 85% (incluyendo los 18 puntos que aún restan del acuerdo anterior), una cifra bastante inferior a la que negociaron otras organizaciones sindicales.
La novedad incrementó el malestar acumulado en las bases de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA); que ya salen a cruzar públicamente al también cosecretario de la CGT.
“Aumentos” que corren cada vez más detrás de la inflación
“Teniendo en cuenta los índices inflacionarios, los sueldos del sector asistencial están muy lejos de ganarle a la inflación. Si tomamos que en los nueve meses que llevamos del año la inflación es del 67,2% y la suba paritaria aún es del 41%, está claro que los salarios van por escalera y la inflación por ascensor en Sanidad”, cuestionó José Taboada, apoderado y referente de la agrupación opositora 22 de Agosto en ATSA.
“Pero esto no es lo peor que padecen los y las trabajadoras de la Sanidad en relación a la erosión del poder adquisitivo. Si miramos la inflación interanual que ya está en el 85%, la pérdida salarial real en los últimos 12 meses es de más de la mitad y la situación sigue con la inercia de agravar los salarios con un posible 7% de inflación en octubre y los mismos índices para noviembre y diciembre, llegando a casi el 90% en el año y por encima del 100% en el interanual”, amplió el dirigente en diálogo con Data Gremial.
Y apuntó directamente contra el secretario general del gremio por la situación que sufren los trabajadores del sector: “La discusión de Daer deja la paritaria con salarios que no cubren las necesidades básicas de los y las compañeras de Sanidad, que se ven obligados a tener pluriempleo para llegar a fin de mes”, lanzó.
Sueldos de hambre
La realidad indica que actualmente los trabajadores necesitan unos 178 mil pesos para cubrir la canasta básica de alimentos, y para marzo de 2023 -con las proyecciones inflacionarias- esa cifra será de unos 283 mil.
En ese sentido, Taboada graficó: “Hoy un trabajador o trabajadora del sector asistencial en Sanidad está con salarios, según categorías, que van de 117 mil iniciales a 152 mil pesos, en uno de los convenios más representativos del sector: el 122/75. Que aún se lucha por el reconocimiento de la profesionalización en enfermería”.
El descontento de las bases por la situación salarial obligó a Daer a anunciar un “plan de lucha”, a sabiendas de todas formas que la cartera laboral que conduce “Kelly” Olmos iba a dictar la conciliación obligatoria, tal como sucedió hace unas horas atrás.
La inevitable comparación con la paritaria de otros gremios
El fastidio crece con el pasar de los días y las horas porque los trabajadores comparan los acuerdos que van cerrando otros gremios en términos de porcentajes y bonos.
Es que cada vez son más los que acuerdan cidras por encima del 100% y los acompañan con suculentos bonos que ayudan a mitigar la pérdida del poder adquisitivo por encima de los 100 mil pesos.
“Sanidad hoy está discutiendo entorno al 80% y el bono fue sólo de 7 mil pesos. La olla a presión puede explotar si realmente se materializa ese 80% porque está muy por debajo para cubrir las necesidades básicas de los y las compañeras de la sanidad”, contextualizó Taboada.
Bronca por la falta de reconocimiento
Sucede que los empleados de Sanidad entienden que fueron el centro de la escena en dos años de pandemia y “se pasó el tren” para discutir mejores salarios y mejores condiciones laborales en el sector por la inactividad y pasividad de sus representantes.
“Todo a pedir de las empresas de salud, las cuales obtuvieron un nuevo aumento y van a cerrar el año con un 113,8% de incremento. Tal como hizo mención la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que expresó como inaceptable esta nueva suba de las prepagas. Más si se tiene en cuenta que fueron ayudadas por el Estado en los últimos dos años con diferentes subsidios y pagaron los sueldos en cuotas, precarizaron puestos de trabajo y tercerizaron”, analizó el referente de la Agrupación 22 de Agosto.
Para colmo, en el punto 4 del último acuerdo, la conducción del gremio con Daer a la cabeza convino con las patronales que las diferencias entre los salarios básicos vigentes al 30/04/2022 y los nuevos pactados (así como los valores resultantes de la incidencia de las nuevas remuneraciones sobre adicionales legales y convencionales) fueron acordadas como gratificaciones extraordinarias no remunerativas (Art. 6 ley 24241) y pasaran al básico recién en mayo del 2023 para ser remunerativos.
En contraste, encima, para las retenciones de obra social y aporte sindical, se toman como remunerativas dichas actualizaciones.
“Esto es otro golpe al trabajador sobre las retenciones, mientras que a las empresas se les da una mano sobre los aportes que debería tributar”, indicó el dirigente opositor al respecto.
Bases que no encuentran respuestas en la conducción
Ante esta situación, en el último plenario de ATSA Buenos Aires del jueves de la semana pasada, parte de delegados y delegadas de la comisión interna Emergencia, le acercó un petitorio a la conducción sindical para que sepa que en las bases se espera una suba por encima del 100%, pero el secretario gremial de ATSA, Javier Pokoik, se negó a recibirla. Esa insólita actitud hizo caldear todavía más los ánimos
“Visto todo lo que viene de arrastre, los y las trabajadoras en sanidad piden a gritos por distintos medios de comunicación el recambio en la conducción, ya que sienten no estar representados como se debe. Y claramente cayó muy mal ver que Daer el 17 de octubre estaba pidiendo cargos en las listas para las elecciones de 2023 y no luchando por los salarios”, concluyó Taboada.