El barrionuevismo se reunió para analizar la situación del país y la interna de la CGT

Gremios aliados al gastronómico protagonizaron un almuerzo donde se quejaron de los problemas que hay para financiar las obras sociales, y la falta de soluciones que genera la central obrera. La conducción cegetista estuvo representada por Gerardo Martínez.

05 de julio de 2024

Con un almuerzo, esta semana el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo reunió a su tropa, para analizar la realidad del país y meterse de lleno en la interna de la CGT. Luego de su triunfo en la disputa local con su ex cuñado Dante Camaño, el dirigente quiere volver a caminar los pasillos de Azopardo, según afirman sus voceros. En el cónclave estuvieron Carlos Acuña, su representante en el triunvirato de la central obrera, y Gerardo Martínez, el líder de la UOCRA que suele estar a cargo del diálogo entre el mosaico de tribus que pueblan la principal entidad sindical del país.

Según las versiones que se conocieron luego del encuentro, Barrionuevo planteó su preocupación por la “falta de soluciones a la crisis financiera de las obras sociales” y pidió que el tema sea analizado en una próxima reunión del Consejo Directivo de la CGT. Quedó sobrevolando incluso la propuesta de una movilización ante la Superintendencia de Servicios de Salud para protestar por la indiferencia de los funcionarios libertarios ante la debacle del sistema de obras sociales.

Al almuerzo en el Sindicato de Obreros de Maestranza concurrieron aliados barrionuevistas como Roberto Fernández y Mario Calegari, de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Pedro Zambeletti (pinturas), Facundo Aveiro (químicos) y Luis Alberto García Ortiz (supervisores metalúrgicos), y los más fieles a Barrionuevo: el anfitrión, Oscar Rojas; Daniel Vila (Carga y Descarga), Roberto Solari (guardavidas), Luis Cejas (viajantes) y Rubén Aguiar (panaderos), entre otros. El gran ausente fue Omar Maturano, líder de La Fraternidad.

Seguridad social en crisis

Los dirigentes gremiales se quejan de que no encuentran buenos interlocutores oficiales para resolver los problemas financieros que tiene el sistema sindical de salud. Cuando los sindicalistas apuntan a la falta de diálogo no sólo se refieren al ministro de Salud, Mario Russo, sino también al superintendente de Servicios de Salud, Gabriel Oriolo, un ex directivo de OSDE que administra los fondos de las obras sociales. El único contacto de la CGT con Oriolo se produjo a mediados de mayo, cuando aceptó reunirse con el secretario de Acción Social cegetista, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), quien le planteó los problemas que atraviesan las obras sociales. El funcionario se comprometió en responderle. Hubo nuevos contactos, pero las soluciones, según los dirigentes gremiales, siguen sin aparecer.

El desfinanciamiento de las obras sociales se agudizó durante el gobierno de Alberto Fernández, que nunca resolvió la crítica situación. Eso llevó, por ejemplo, a que muchos sindicatos deriven fondos a sus obras sociales para que no se corten las prestaciones médicas a sus afiliados. Según los dirigentes gremiales, uno de los tantos problemas es el aumento de los medicamentos: con una inflación que alcanzó el 211 por ciento en 2023, los precios de los remedios subieron un 350 por ciento en el mismo período.

Posicionamiento

A fines de marzo pasado, mientras la CGT dilataba la fecha de un nuevo paro general, Barrionuevo presidió un encuentro de unos 100 dirigentes en Parque Norte durante el que exigió a la CGT “convocar con carácter de urgente a un plenario de secretarios generales y que todos ahí resolvamos cuáles van a ser las medidas que va a tomar”. Señaló, además, que “no debe pasar mucho más tiempo para barajar y dar de nuevo y elegir otra CGT” e incluso dijo que Héctor Daer debería renunciar a la central obrera: “Cuando Gerardo Martínez era secretario de la CGT le pedían la renuncia -recordó-. Hubo un acto en la plaza de los dos Congresos. Era presidente Menem y Gerardo renunció convocando a un paro de 36 horas. Qué buen gesto sería que Daer haga lo mismo”.

Finalmente, la cúpula cegetista se reunió unos 10 días después y definió que su segundo paro general contra el gobierno de Javier Milei se haría el 9 de mayo. De esta forma, la interna sindical se calmó, aunque luego de la huelga se reanudaron las tensiones, esta vez concentradas en los tironeos entre el sector dialoguista y la alianza moyanista-kirchnerista para movilizarse contra la Ley Bases.