El Monitor de Respuestas Represivas, que integran diversas organizaciones sindicales y de Derechos Humanos, difundió un balance del accionar de las fuerzas de seguridad durante la jornada de protesta contra la aprobación de la Ley Bases. Según el informe presentado este jueves, hubo “al menos 36 detenidos (23 varones y 13 mujeres) y por lo menos 200 heridos y heridas, respecto de lo cual se destaca el uso permanente de gases pimienta directo a los ojos de manifestantes, periodistas y diputados”. También se denunció “el uso balas de goma hacia el rostro de manifestantes, en especial un periodista con heridas en el entrecejo, y el hallazgo de gases lacrimógenos vencidos”.
La represión en manos de Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de la Ciudad incluyó armas como “gas lacrimógeno, gas pimienta, bastones, escudos, camiones hidrantes y balas de goma”. Al estar vencidos, los gases lacrimógenos “pueden impactar de una manera mucho más dañina en el ser humano, ya que se descompone en cianuro”. “Durante todo el día de ayer se desplegó una movilización convocada por diversas organizaciones, entre las que se encontraban grupos de derechos humanos, sindicatos, centrales sindicales, asambleas barriales, organizaciones de trabajadores de la economía popular y partidos políticos, en rechazo a la ley de bases”, analizaron.
El escenario de la protesta fue la Plaza de los Dos Congresos y sus alrededores, los cuales “fueron cercados por vallas, camiones hidrantes y personal policial de la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería desde las primeras horas del día en un intento de aplicar el famoso protocolo ‘anti piquetes’”.
Todo el día
En el informe detallaron que “en horas del mediodía, las fuerzas de seguridad comenzaron a utilizar gases pimienta contra decenas de manifestantes, quienes recibieron asistencia por parte de equipos sanitarios presentes en el lugar. El uso de estos agentes químicos, incluyendo un gas pimienta amarillo que previamente había sido objeto de denuncias, se mantuvo a lo largo de toda la jornada de represión”.
“Por la tarde, la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería intensificaron su accionar contra los manifestantes, empleando camiones hidrantes y gases lacrimógenos. Tras la retirada de un grupo, las fuerzas de seguridad desmontaron parte del vallado y comenzaron a disparar balas de goma directamente hacia los cuerpos y rostros de las presentes. Aunque se habían producido algunas detenciones al inicio de la movilización, la mayoría de las mismas se llevó a cabo durante la violenta represión de la tarde, en la que también se sumó la participación de la Policía de la Ciudad”, expresó el trabajo.
Por la noche, finalizaron “la represión y las detenciones continuaron, con efectivos policiales avanzando en motocicletas o a pie para perseguir y detener a un grupo reducido de manifestantes. Además, se lanzaron gases lacrimógenos contra nuevos grupos que se sumaron a la protesta nocturna”.
Repudio
Ante esto, todo el arco sindical expresó su rechazo. La CGT cuestionó “la brutal represión contra los trabajadores y ciudadanos que manifestaron de forma pacífica frente al Congreso nacional”, y denunció que “las fuerzas de seguridad al mando de la ministra Patricia Bullrich se dedicaron a provocar a los grupos que se acercaban y, luego, desataron una brutal represión con el único objetivo de generar la reacción de los presentes y justificar de ese modo la utilización del gas pimienta”. “No repararon en la presencia de mayores o diputados nacionales. También usaron balas de goma, carros hidrantes y motos que golpearon de forma salvaje a quien se cruzara con la clara intención de generar terror. Los trabajadores no respondieron a esas provocaciones. En ese contexto, se produjo el ‘sospechoso’ ataque a un móvil de Cadena 3 por parte de un reducido grupo de encapuchados que, de inmediato, fugaron, ante la pasividad de las fuerzas de seguridad”, sostuvo la central obrera.
El documento de la CGT firmado por el secretario y cosecretaria de Derechos Humanos, Julio Piumato y Maia Volcovinsky (ambos dirigentes judiciales), aseveró hoy que “la represión fue planificada para despejar la zona al momento de la votación”, y señaló que luego “se extendió y reprimió los cacerolazos que se multiplicaron en el Congreso y otros puntos de la ciudad, lo que incluyó la detención arbitraria y tardía de numerosos transeúntes para generar violencia”. “La CGT convoca a la cordura, porque la represión jamás podrá acallar la voz del pueblo. Ni la dictadura genocida logró imponer ajustes brutales con represión. Tarde o temprano, será justicia”, concluyó la central obrera.