Crónica de una muerte anunciada. El título de una de las novelas más conocidas del escritor colombiano Gabriel García Márquez bien serviría para describir la situación de obra social de los trabajadores estatales porteños ObSBA. Es que desde marzo Data Gremial viene dando cuenta de un plan en marcha del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta para la intervención total de la cada vez más alicaída prestadora médica con la intención de cerrarla definitivamente. Tras varias denuncias de vaciamiento, son cerca del 10% de los habitantes de la Ciudad quienes sufren el caos creciente en carne propia: falta de atención médica, suspensión constante de prestaciones, cancelación de turnos, discontinuidad de tratamientos y cobros ilegales de copagos.
En ese contexto, este portal pudo averiguar a través de una fuente que tiene acceso a información muy sensible del directorio de la obra social, que Rodríguez Larreta estaría por girar una partida de cerca de $1.000 millones para detener hasta marzo la sangría de un déficit mensual estimado en $350 millones. Cumplido ese plazo “ordenador”, se anunciaría que el actual esquema es inviable y se lanzaría una nueva obra social con control casi total del gobierno porteño.
¿Chau ObSBA?
Concretamente, ¿cuál sería el plan para la ObSBA? Cambiarle el nombre (el actual está muy quemado) y transformarla en una especie de nueva IOMA con: un presidente (puesto por el jefe de gobierno porteño) y un miembro de directorio por cada gremio estatal de la ciudad: ATE, UPCN, SUTECBA, médicos municipales y el restante para la Unión de Docentes Argentinos.
De esa manera, además achican la cantidad de miembros de directorio y el ejecutivo tendría pleno control sobre la obra social. ¿El gran perdedor? El SUTECBA, que de manejar la obra social pasaría a tener solo un miembro en el futuro directorio.
Un “Amor” que crece
Prueba de que los tiempos se aceleran son los últimos movimientos de quien sindican como un aliado inestimable del jefe de Gobierno porteño en toda esta “movida”: el hasta hace pocas horas legislador porteño del Frente de Todos y número dos del sindicato, Alejandro Amor.
Amor causó un sismo doméstico en la Legislatura porteña por su decisión de avalar una iniciativa de ampliación presupuestaria de la gestión Rodríguez Larreta, algo el resto de su bancada no pensaba votar a favor. Las discusiones puertas adentro tomaron tal temperatura que el ahora exdiputado decidió abandonar el chat grupal de la coalición y, además, no se presentó a la sesión en la que representantes del FdT rechazaron el proyecto oficial.
Al escurridizo dirigente le terminaron de aceptar ayer su renuncia en la Legislatura. Justamente la excusa de su dimisión fue su postulación “como presidente de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires. Esta nueva función demandará de un compromiso absoluto que, a mi entender, no me permitiría ejercer ambos cargos”, según sus propias palabras.
También ayer se emitió el decreto 371/2022 que lo nombró oficialmente presidente de la ObSBA, en reemplazo del cuestionadísimo y desgastado Juan Carlos Cela. Todo un tiempista… “Con la plata que le va a bajar Larreta va a ordenar un poco los números de la obra social y lo va a mostrar como un logro”, le dijo a Data Gremial la fuente incuestionable con acceso a información del directorio.
“El módico resultado le permitirá mostrarse como un buen gestor y catapultarlo definitivamente a reemplazar a Amadeo Genta al frente del SUTECBA”, añadió. Pero a partir de ahí, la dupla de calvos anunciaría la inviabilidad de continuar con el actual esquema de la ObSBA y la necesidad absoluta de reformulara en los términos ya descritos en esta nota.
Un desastre por donde se lo mire
Lo más irónico es que le quieren echar el fardo de la actual situación a los cerca de 300.000 afiliados (en su mayoría docentes) que siguen padeciendo el vaciamiento y la falta de cobertura médica, cuando en realidad el rojo se debería mayormente a los desmanejos que no figuran en los balances: jubilaciones de privilegio en el directorio, contrataciones fantasmas y el patrimonio plagado de autos de lujo de un ex interventor, Walter Correa, quien fuera el chofer personal del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Por otra parte, las últimas paritarias de las cuales Amor es corresponsable tampoco jugaron a favor. Los trabajadores de la ciudad de Buenos Aires tienen, por ejemplo, 23 ítems no remunerativos en el salario que van al bolsillo, pero no a la obra social y eso contribuye al rojo. Si esos rubros no existieran, razonan, entrarían 450 millones mensuales adicionales que podrían empatar la cuenta, según publicó recientemente La Nación.
Y eso que el estatuto de la ObSBA debería jugar a favor de las coberturas. Según la ley 472, que la constituyó, se financia con un 6% del aporte del afiliado, el doble que el resto de las obras sociales. El año pasado, según el Sistema Integral de Gestión y Administración Financiera, recibió de las arcas de la Ciudad 988 millones de pesos adicionales: $93.882.796 por aportes y contribuciones del Ministerio de Desarrollo Humano, $660.564.542 para gastos de afiliados con discapacidad y $233.218.972 para gastos por guardería.
Así y todo, el gobierno porteño la mantiene intervenida desde gestión Macri en 2008 hasta la actualidad, manejando órdenes de pago, compras y contrataciones; y también decidiendo sobre los fondos de gerencia administrativa, las auditorias y balances. Actualmente las deudas de la obra social ascenderían a los 7.000 millones de pesos, aunque algunos estiman una cifra cercana a los 10.000 millones.
En esta situación, los libros contables y la rendición de las millonarias cuentas de la ObSBA continúan en las sombras. Pero parece que la obra social tiene sus días contados.