El 13 de marzo de 2018, a partir de las 20 horas, los trabajadores del subte de la Ciudad de Buenos Aires paralizaron las actividades hasta el final de los servicios, para denunciar la presencia de asbesto en formaciones compradas al Metro de MadridN unos años atrás. Lugo de una investigación realizada en España, los metrodelegados comenzaron a rastrear la posible presencia de este material cancerígeno, y a reclamar que el gobierno porteño y la empresa Metrovías comience un plan de retiro. Esa protesta fue la primera de un largo plan de lucha que cumple cinco años, donde se avanzó mucho en esta pelea. En este tiempo, se descubrió presencia del asbesto en casi todo el material rodante, y a esto se le sumaron las estaciones.
La lucha de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) por retirar todo el asbesto del subte cumple cinco años, con varios avances y reclamos por responder. Para esta fecha, el gremio difundió algunos datos de lo logrado en este tiempo, tanto en las formaciones y vagones como en estaciones y talleres. En este sentido, según los datos se retiraron “70 toneladas de material contaminado”, lo que equivale al peso del Obelisco de CABA. En este tiempo, agregaron, se realizaron 1.200 denuncias, además de 7 audiencias en la Defensoría del Público. Esto permitió conseguir un Amparo Ambiental, para que se retire todo el asbesto de todas las líneas, algo que está en proceso, pero con sin la velocidad necesaria, a partir de 500 inspecciones.
“El balance en general de estos cinco años de lucha diría que es positivo, aunque también insuficiente”, sostuvo Enrique Rositto, secretario de Prensa de la AGTSyP. En diálogo con Data Gremial, agregó que desde el 2018 “gracias a la información suministrada por los compañeros de Madrid pudimos detectar y denunciar la presencia de asbesto o amianto en las formaciones del subte porteño”. Además, desde los metrodelegados consideran que es insuficiente la respuesta ante el problema porque “no se ha demostrado ningún tipo de voluntad de parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en llevar adelante un plan concreto de recambio de flotas para las líneas B y C”. esto generó que se realicen medidas de fuerzas en los últimos meses. “Este trabajo hizo que haya menos trenes circulando con asbesto, pero creemos que a cinco años de la primera huelga hay mucho camino por recorrer”, concluyó Rositto.
Cuestión de salud
En este tiempo, a medida que creció el conocimiento del asbesto en las instalaciones y formaciones de todas las líneas del subte, se comenzó a ver el efecto del material –declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y prohibido en el país por el Ministerio de Salud en el año 2000 –en la salud. En estos años, fallecieron tres trabajadores por enfermedades relacionadas a la exposición, y hay 66 los casos de neumoconiosis registrados por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). Además, hay 2.700 empleados que están bajo vigilancia médica, según la secretaría de Salud Laboral de AGTSyP, que formó un espacio monitorea constantemente la evolución de los afectados.
Uno de los pedidos del gremio es que se amplié la cantidad de trabajadores que están en observación. “Esos 2.700 compañeros están en el RAR, que es el Registro de Agentes de Riesgo, cuya salud será monitoreada de por vida”, explicó Rositto, que insistió que “hay muchos otros que tienen la posibilidad cierta de adquirir algún tipo de afección vinculada al asbesto, que puede tarde en manifestarse más de 10 años”. La principal amenaza para los empleados expuesto es la neumoconiosis, que consiste en un grupo de enfermedades que se definen por la producción de tejido colágeno en el pulmón en respuesta al depósito parenquimatoso de un polvo inorgánico cuya naturaleza puede ser variada, generando una afectación permanente del intersticio pulmonar, entre ellos el asbesto.
Datos de la empresa
En tanto, la actual concesionaria del servicio Emova y la empresa estatal SBASE salieron a dar datos propios de los avances del programa de retiro del asbesto. Según afirmaron, de las ocho flotas afectadas por la presencia de componentes con el material, “tres han sido retiradas de servicio por completo”. Se trata de la CAF-5000 –que inició la denuncia de los metrodelegados –Nagoya 250/300/1200 y CAF-GEE. De las restantes cinco, recalcaron, “dos ya han sido descontaminadas por completo (Mitsubishi y Fiat Materfer del Premetro) y están próximos a culminar los trabajos de otra (Fiat Materfer), de la que ya han sido desasbestizadas 14 de 15 formaciones”.
El tema del asbesto comenzó luego de una denuncia realizada en España en 2018, donde se detectaron piezas de varias formaciones con el material. La Ciudad de Buenos Aires había comprado formaciones al Metro de Madrid, por lo cual el gremio sospechó de la posibilidad que lleguen al país, que se confirmó al tiempo. Al principio, se negó el tema, pero un estudio realizado por una universidad pública y las denuncias públicas de los metrodelegados empujaron a que la empresa privada y el Estado de CABA admitieran la situación. Se necesitaron siete audiencias públicas en la Defensoría del Pueblo y un fallo judicial para que se comenzaran las tares de retiro, que hoy cumple cinco años.