La incertidumbre respecto del futuro de la cooperativa láctea SanCor vuelve a posarse sobre la que fuera la principal empresa del sector. Según las versiones que circulan en estos días, la situación financiera y productiva de la cooperativa “se ha agudizado”, lo que creen dará lugar a nuevos despidos masivos y una deuda que parece insostenible. A medida que las operaciones se reducen al mínimo, los trabajadores y productores de leche enfrentan un futuro incierto. La planta de Balnearia, en la provincia de Córdoba, ha sido uno de los puntos más afectados, con un corte sorpresivo de energía que amenaza aún más la continuidad de la producción.
Esta semana, SanCor ha comenzado a repartir telegramas de despido a sus empleados. Según fuentes cercanas a la cooperativa, se estima que alrededor de 350 trabajadores perderán su empleo en las próximas semanas, de las plantas de Gálvez, Sunchales, Carlota y Balnearia. Estos despidos se suman a la deuda de la empresa con sus empleados, que supera los 200 millones de pesos, y a la ya compleja situación financiera de la cooperativa.
Ante esto, la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) ha expresado su “preocupación por la falta de pagos y el creciente número de despidos”, lo que ha generado un clima de tensión y desconfianza entre los empleados. El gremio que conduce Héctor Ponce destacó en un comunicado que la cooperativa ha justificado los despidos por “razones de fuerza mayor”, alegando la crisis económica y la reducción de la producción. Sin embargo, desde el gremio denuncian que la situación es “más compleja” y que la paralización de las plantas “ha agravado la crisis”.
Panorama oscuro
SanCor enfrenta una deuda total de 400 millones de dólares, de los cuales la mitad corresponde a salarios pendientes de pago. En un intento de solucionar la situación, las autoridades de la cooperativa han comenzado a explorar la posibilidad de abrir la empresa a inversores privados. Sin embargo, la falta de acuerdo con posibles inversores y la creciente deuda parecen estar llevando a la cooperativa a una encrucijada. La opción de un concurso de acreedores es cada vez más cercana, y aunque algunos consideran que podría aliviar la situación, también implica una reestructuración que afectaría a los empleados y a los tamberos asociados.
El panorama es aún más sombrío si se considera la caída en la producción de leche en los últimos meses. En su apogeo, SanCor procesaba hasta 4 millones de litros de leche por día, pero hoy esa cifra se ha reducido a solo 200 mil litros diarios. En las últimas semanas, las plantas de la cooperativa en Sunchales, Santa Fe, y en Córdoba, operan a un mínimo de su capacidad, lo que ha afectado tanto la producción de lácteos como la distribución de productos clave como quesos y manteca.
Los tamberos que aún permanecen asociados a SanCor también sufren las consecuencias de la crisis. Muchos de ellos no han recibido pagos por la leche entregada desde octubre, lo que ha llevado a algunos a retirarse de la cooperativa. Según informes de ATILRA, la falta de pagos y la creciente deuda han llevado a “una disminución significativa en la cantidad de tamberos que suministran leche a la cooperativa, lo que agrava aún más la situación financiera de SanCor”.
La posible salida
Ante la magnitud de la crisis, la única solución que parece a la vista es una reconversión de SanCor, de cooperativa a empresa privada. Esta propuesta, que ha circulado entre las autoridades de la cooperativa, plantea la posibilidad de que inversores privados asuman el control de la empresa para tratar de salvarla. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro de los trabajadores y los tamberos continúa, y muchos temen que la reconversión implique una mayor precarización laboral y una reducción aún más drástica en la producción.
Algunos especialistas sugieren que la salida más viable para SanCor sería una reestructuración que permita reducir su deuda y aumentar la producción. Para ello, sería necesario un acuerdo con los tamberos y una mejora en las condiciones de trabajo de los empleados. Sin embargo, las opciones se están agotando rápidamente, y la única certeza es que la cooperativa atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia.