Por distintos medios, varias organizaciones sindicales, han venido siendo blanco de intentos de avances y embestidas sobre sus salarios, sobre sus convenios colectivos, sobre su jornada laboral, sobre sus derechos laborales, entre otras cosas.
Las bases de los gremios en muchos casos se preguntan ¿Qué sucede que nuestras conducciones no se unen para luchar juntas por nosotros?
Históricamente, el problema de uno, fue el problema de todos. Cuando uno se cayó, el resto lo levantó.
Los conflictos sectorizados, debilitan la resistencia.
Unidos somos fuertes.
Es tiempo de volver a las raíces del movimiento obrero de Córdoba.
Para ello hay que de dejar de lado situaciones personales intrascendentes, que han distanciado a muchos sindicalistas en nuestra provincia; y empezar a pensar en el bienestar de todos los trabajadores cordobeses, no solamente las propias afiliadas y afiliados representados.
Las conducciones sindicales de una vez por todas, deben demostrar que están a la altura de las circunstancias.
Tienen la obligación moral de juntarse, limar las asperezas, trabajar activamente para la defensa de los jubilados (que vienen demasiado postergados), como de las trabajadoras y trabajadores activos; y llevar adelante creíbles planes de lucha contra cualquier ataque, contra recortes jubilatorios, y contra los permanentes intentos de reforma laboral que se pretenden implementar en cada actividad.
La realidad que atraviesan los activos y los pasivos en Córdoba, los convoca a hacerlo y a dejar de buscar excusas para no lograrlo.
La necesidad de reivindicar el legado que han dejado dirigentes sindicales de la talla de Agustín Tosco, Atilio López, René Salamanca, Raimundo Ongaro, entre otros, los convoca a seguir ese camino trazado por entrañables líderes sindicales.
Es importante, que se vuelva al sindicalismo de bases y terminar con el sindicalismo militante del partido político que sea.
En muchos casos, se están gestando nuevas alternativas electorales en gremios que han marcado liderazgos en nuestra provincia y con mucha historia de lucha. Es muy positivo, empezar a concretar la renovación dirigencial y generacional dentro de todos los Sindicatos. No se puede seguir dependiendo de camadas de dirigentes gremiales que hacen más de veinte (20) años están en cargos de Consejos Directivos, demostrando a lo largo de este último tiempo una clara pérdida de liderazgo, de poder para instalar agenda a la patronal, bajo nivel de gestión para sus representados y una pérdida de fuerza y de energía producto del desgaste que ocasiona estar tantos años seguidos en el poder y muchas veces absolutamente alejados de las necesidades y problemáticas de las bases.
Son las nuevas generaciones, quienes deben tomar la posta, presentarse en elecciones y ganarlas.
Así podremos tener la esperanza de volver a tener a muchos sindicatos locales, en el lugar que históricamente tuvieron y que nunca debieron resignar.