No se puede tener futuro como Nación, si hay más personas que subsisten como pueden a través de planes sociales, que personas que tienen un trabajo debidamente registrado.
La grave situación social que tenemos, es la consecuencia del rotundo fracaso de toda la clase política nacional en su conjunto (oficialismo y oposición), desde el regreso de la democracia y hasta la actualidad; siendo gobierno durante años, distintas fuerzas partidarias.
Hace por lo menos más de treinta años, que no tenemos un proyecto de país, que nos haga saber hacia dónde vamos en las próximas décadas.
Si algo caracteriza a la dirigencia política en general (excepto algunas excepciones), es que solo gobiernan usando el parche constante, como instrumento para resolver transitoriamente muchas problemáticas estructurales.
Pero hasta el día de hoy, ningún gobernante ha tomado la decisión política de terminar con esta lógica de generaciones de argentinas y argentinos, que hace años que dependen de planes sociales y ayudas del Estado para poder sobrevivir.
Es inaceptable que quienes dicen ser peronistas; no les devuelvan entonces la dignidad a todo este universo de millones de compatriotas, que están cautivos de los planes sociales.
Una de las principales salidas que hay entre otras, es volver a reindustrializarnos.
Estamos entre los países con mayor territorio en el planeta.
Tenemos una población bastante reducida, para la cantidad de tierra que hay.
Nuestro terreno es tan fértil, que donde plantamos una semilla, crece un fruto o una verdura sin lugar a dudas. Por lo tanto, acá nadie debe seguir pasando hambre (ni los niños, ni los abuelos especialmente).
Estamos bendecidos por Dios, por nuestros innumerables recursos naturales (que no tienen otros).
Disponemos de todo lo necesario, para despegar de una vez por todas, del pozo en el que nos dejaron.
Estamos necesitando un líder político que inicie este camino.
Para eso, necesita conformar un equipo con los mejores en cada materia.
Una idea que vengo proponiendo hace rato, es que el gobierno nacional, el Ministro de Trabajo, el Secretario General de la CGT (especialmente, Pablo Moyano), las autoridades de todos los sindicatos que existen (con Personería Gremial, con Simple Inscripción Gremial y en trámite), y los empresarios, conformen una mesa de trabajo de verdad.
Diseñar juntos, un plan integral de incorporación progresiva de todas las mujeres y hombres que dependen de planes sociales actualmente, en actividades estatales y privadas registradas.
Esto garantizaría que tengan un salario digno, que vuelvan a estar dentro del sistema, y que aporten al régimen jubilatorio nuevamente.
De acuerdo al perfil de cada una o de cada uno de ellos, asignarles funciones para las que estén capacitados. Comenzar a percibir salario en blanco, tener jornada de trabajo, gozar de los derechos laborales existentes, y devolverles así la dignidad que se merecen.
Esto contribuiría, a que también muchas familias que hoy asisten a comedores, puedan volver a tener todas las comidas del día, en la casa donde viven.
Hay que reconstituir el tejido social, que se viene deteriorando por un Estado ausente desde hace décadas.
La familia debe volver recuperarse.
Hay que poner en marcha la obra pública, y allí también hacer trabajar a quienes necesitan volver al sistema, por ejemplo en la construcción de viviendas populares, de colegios, jardines de infantes, obras de infraestructura en general, entre otras.
Apostar otra vez a la reconstrucción del sistema ferroviario en toda la República Argentina, podría ser otra fuente de creación de puestos de trabajo registrado.
El enorme beneficio que tendría volver a tener este sistema de transporte de personas y de mercaderías, que conecte de norte a sur y de este a oeste toda la Nación, devolviéndole la vida de muchos pueblos hoy fantasmas, sería muy revolucionario.
El campo, es otra fuente de creación de fuentes de trabajo.
En un mundo que demanda cada vez más alimentos y teniendo nosotros la capacidad para ser líderes en esta materia; se podría emplear a millones de argentinas y argentinos para trabajar en esta actividad, en la que deben tener ingresos registrados que les permitan vivir dignamente.
El rol de los sindicatos en esta propuesta que hago, es absolutamente trascendente.
Invertir fuertemente en la capacitación, colaborar para que en sus respectivas actividades, se puedan emplear a más personas.
Cada sector conoce su propia idiosincrasia, sus necesidades, los perfiles de personas que se demandan, y el diseño también de proyectos a mediano y largo plazo que les permitan sumar cada vez más personas.
Un aspecto necesario en toda esta iniciativa que elevo, es que además se haga una profunda reforma tributaria nacional.
A parte de la gran cantidad de impuestos que pagamos los ciudadanos y las ciudadanas, hay que otorgar importantes beneficios tributarios a quienes aspiren a invertir aquí.
Se deben generar las condiciones necesarias, para que lleguen nuevas inversiones nacionales y extranjeras, respetando siempre el marco legal laboral actual (y sin pretender seguir insistiendo en reformas laborales que busquen flexibilizar las condiciones laborales).
Solo hay que respetar las leyes que ya tenemos.
Pido como ciudadano entonces a través de esta columna de opinión y con carácter de urgencia, que tanto el Presidente de la Nación, el Ministro de Trabajo, La C.G.T., los sindicatos y los empresarios, hagan una mesa de trabajo para dar comienzo de una vez por todas, a la reconversión total de los planes sociales en trabajo registrado genuino.
Es tiempo de dejar de pensar en Agencias y Ministerios, que administren hambre y pobreza (planes sociales).
Con mi propuesta peronista, miles de argentinas y argentinos dejarían de depender de planes sociales, y serían nuevas afiliadas y afiliados en todos los sindicatos.
Se puede lograr el pleno empleo nacional.
Ingresarían importantes fondos, al régimen previsional (sea nacional o provinciales).
Se pagarían jubilaciones dignas nuevamente.
Volveríamos a ser en algún momento, la potencia mundial que ya fuimos.
Es tiempo por lo tanto de hacer peronismo en serio.
Es tiempo de devolverle la justicia social perdida al pueblo, a través de la cultura del trabajo (y no de planes sociales).
Es tiempo de más hechos y menos palabras.
Es tiempo de poner de pie a la República Argentina, de una vez por todas y sin más excusas por parte de nadie.