Otra vez la CGT vuelve a registrar sacudones internos por la presión de los gremios alineados al kirchnerismo por el pago de una suma fija para recomponer los ingresos de los trabajadores y por la representación que tendrá la institución en la marcha a la Avenida 9 de Julio que convocan los delegados del denominado “operativo clamor Cristina 2023” el próximo 25 de mayo, en ocasión de conmemorarse los 20 años de la asunción del expresidente Néstor Kirchner.
Mañana a las 17, de hecho, en la sede de Smata, donde tallan los cristinistas Ricardo Pignaneli y “Paco” Manrique, se llevará a cabo un encuentro logístico para definir los alcances de la movilización al centro porteño. La misma intentará exponer un gesto de fuerza hacia dentro del Frente de Todos y, al mismo tiempo, convencer a la Vicepresidenta de su aparente decisión de no competir electoralmente este año por sentirse proscripta por la Justicia a raíz del fallo de la denominada causa Vialidad.
Pese a que hubo una “invitación” al resto de los dirigentes del consejo directivo de la central obrera, es probable que no haya representación de la mesa chica en la sede del gremio de los mecánicos.
De hecho, Andrés Rodríguez, secretario adjunto y titular de UPCN, por la tarde participó del Consejo del PJ Nacional en el microestadio de Ferro, en una cita que contó con la presencia de otros jefes sindicales.
Nuevamente en el encuentro de Smata estuvieron presentes los kirchneristas Sergio Palazzo, Vanesa Siley, Omar Plaini y desde la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. No estuvo presente Pablo Moyano, que parece ir “abriéndose” de las últimas convocatorias del cristinismo.
En la concentración prevista para el jueves de la semana próxima, puede llegar a hablar Cristina pero seguramente se planteará nuevamente la necesidad de implementar medidas de aliento al consumo en la previa a las elecciones.
La "pulseada" por la suma fija
El último sábado fue Máximo Kirchner, en el marco del congreso del PJ bonaerense, el que volvió a pedir sumas fijas y “hasta doble aguinaldo” para mejorar los ingresos afectados por la alta inflación.
“El problema es que nuestra gente tiene urgencias. Pedimos con toda humildad a los sindicatos y la CGT que nuestra gente necesita una mano ahora y ya para poder afrontar los abusos del poder económico que se ve reflejado en los precios”, advirtió. El reclamo no cayó bien entre los popes de la mesa chica.
Con todo, Rodríguez, aceptó que una medida “de estas características puede ser una herramienta importante para algunos sectores con salarios bajos”.
Está claro que los integrantes de la conducción cegetista no quieren generalizar esta política porque quieren mantener la preeminencia de las paritarias como herramienta para actualizar los salarios y discutir con la patronal condiciones de empleo.
La resistencia a generar subas salariales por DNU, tal como sucedió entre 2002 y principios de 2003 a la salida de la crisis por la implosión de la Convertibilidad, se debe a que en teoría “achatan” las distintas categorías salariales de cada rubro pero también le quita a los gremios la “capacidad de negociar”.
Traducido, los propios jefes gremiales no quieren perder protagonismo en este tipo de discusiones frente a sus bases y frente a la propia organización del peronismo.