El segundo paro nacional de los gremios argentinos contra el gobierno de Javier Milei dejó mucha tela por cortar, y generó algunos movimientos que pueden cambiar el escenario externo e interno del movimiento obrero organizado. En el primero de los casos la gestión libertaria prepara una serie de medidas “anti sindicatos”, como revivir leyes que limitan las reelecciones de los secretarios generales, lo que anticipa endurecerá la relación con el sector. En lo interno, se fortaleció la unidad, con algunas excepciones. En el caso de los choferes de colectivos, la vieja disputa entre la conducción de la UTA y un sector opositor volvió a tomar protagonismo, y la relación espuria que mantienen algunos dirigentes con un importante grupo empresarial quedó expuesta, al punto que agotó la paciencia del resto de las organizaciones. La maniobra del Grupo DOTA para evitar que sus trabajadores se adhieran a la medida de fuerza, y el posterior fallo judicial que lo rechazó, dejó mal parado a Miguel Ángel Bustinduy, líder de la agrupación Juan Manuel Palacios, que desde hace años enfrenta a Roberto Fernández con la conducción de la UTA.
La extorsión del grupo empresarial, que maneja cientos de líneas en el AMBA, mostró la convivencia que existe entre el dirigente opositor y la patronal, y cansó a los dirigentes de la CGT, que podrían sacar el poco respaldo que le queda y terminar una larga interna a favor de Fernández.
En medio del paro general, que tuvo un acatamiento del 90 por ciento según la conducción de la CGT, el Grupo DOTA ordenó a sus choferes mantener un 50 por ciento de los servicios, con el argumento que el DNU 70 declara servicio esencial el transporte público y establece esa medida. Pero la justicia, a instancia de la UTA, se presentó en la justicia para rechazar esto, ya que el capítulo laboral, que establece esta medida, está suspendido por la propia justicia. Un fallo del juez laboral José Ignacio Ramonet le dio la razón al gremio, y ordenó que se respete el derecho a huelga.
La maniobra empresarial expuso a Bustinduy, referente opositor que creció y fortaleció su poder en ese grupo, el cual de alguna manera “animó” para romper con la conducción de Fernández. Los vínculos manifiestos contra el dirigente y la patronal no gustaron nada en la CGT. “Le bajaron el pulgar”, fue la contundente expresión de una fuente de Azopardo ante la consulta de Data Gremial.
Además de la relación con DOTA, en la central obrera no gustó que la agrupación no haya respaldado el paro. “Las regionales de la agrupación fueron al paro igual, desconociendo la pasividad de la dirigencia ante el atropello empresarial”, expresó otra de las fuentes consultadas. En su pelea con Fernández, Bustinduy contaba hasta ahora con el apoyo de algunos referentes del moyanismo, y en alguna elección el propio Pablo Moyano se sacó una foto con el referente opositor.
Pero esta situación puede terminar con esto. además, en esta pelea la conducción de la UTA logro otro triunfo contra DOTA y la pasividad de la dirigencia opositora por el pago de la cuota sindical. La empresa sostuvo que el DNU estableció que la retención ya no era automática, sino con la expresa voluntad del trabajador. El gremio reclamó que ese aspecto también está dentro del capítulo laboral del decreto y por lo tanto invalidado. El fallo de este jueves en ese expediente también ratificó que el decreto está suspendido. Por lo tanto, se mantendrá el giro de recursos.
Vínculos oscuros
Los vínculos de Bustinduy con el grupo son conocidos antes de esta maniobra para romper con el paro nacional, pero ahora quedaron expuestos, a la vista de todos. El dirigente era el referente de la UTA en esa empresa cuando todavía estaba en el oficialismo del gremio. En ese tiempo hubo problemas con los aportes de los trabajadores, lo que generó el enojo de Roberto Fernández. Allí comenzó la pelea que hoy mantiene. Las versiones indican que la directiva de DOTA “alentó” a Bustinduy a armar el espacio opositor y que a partir de ello se lo respaldó para que crezca su influencia. Pero hasta ahora, más allá de algunas regionales, por fuera de DOTA su poder es bastante limitado.
Para muchos, la decisión de DOTA de intentar sabotear el paro nacional fue “una traición” para la agrupación opositora, que quedó en evidencia ante el movimiento obrero. La maniobra empresarial podría estar vinculada a la relación que el grupo DOTA con la familia del presidente Milei, en especial su padre Norberto Milei. Como contó Data Gremial, una reciente investigación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) el padre del mandatario presidió, al menos entre 2004 y 2005, a Rocaraza SA, Teniente General Roca SA y Francisco de Viedma SA. “Hoy tres empresas del Grupo DOTA controlan el 67 por ciento del total del servicio que se presta en el AMBA”, resaltó el informe.
“El padre del presidente compartió estas empresas con José Faijá, uno de los grandes empresarios del transporte de colectivos, dueño del Grupo DOTA. Este holding, que está integrado por decenas de empresas del sector, es una de las compañías que más fue beneficiada con subsidios estatales al transporte de colectivos durante las últimas dos décadas”, publicó el sitio DiarioAr en su informe periodístico.
Larga interna
La pelea entre Roberto Fernández y Bustinduy comenzó en 2018, cuando el dirigente armó el frente opositor y se separó el oficialismo de la UTA. Con respaldo de Pablo Moyano, se movilizó varias veces para denunciar la inacción del gremio, los bajos salarios y la falta de atención de la obra social. En diciembre del 2019 su grupo ingresó a la sede del gremio, y Roberto Fernández denunció destrozos y violencia. Por estos hechos, el dirigente y unos 40 integrantes de su agrupación están acusados de delitos tales como la coacción, daño, lesiones dolosas y robo en poblado y en banda. Además, se los embargó por 15.500.000 de pesos. Entre otros daños, se encuentra la destrucción del 98 por ciento de la sede del gremio, el robo de televisores, cafeteras, heladeras, secarropas, bicicletas, licuadoras y planchas que serían sorteados entre los afiliados en la cena de fin de año del sindicato.
El último intento de destronar a Fernández fue en las elecciones de diciembre del 2022, donde el oficialismo mostró su peso y se quedó con una contundente victoria. En ese momento, la lista Celeste y Blanca obtuvo el 68 por ciento de los votos, mientras que el candidato opositor Bustinduy se quedó con el 32 por ciento restante. Según informaron desde la UTA, el acto electoral se desarrolló de forma “limpia, transparente y sin incidentes”, pero rápidamente se judicializó. Además, fue la primera vez que la lista de Fernández se enfrentó a una nómina opositora a nivel nacional. En esas elecciones la agrupación opositora ganó algunas regionales, que en este paro se rebelaron ante la actitud de DOTA.