Poca expectativa de los trabajadores de la salud por el cambio de ministro: “Necesitamos que cambie la política sanitaria”

La dirigencia sanitaria analizó la llegada de Mario Lugones a la cartera, oficializada este lunes. Balance negativo de la gestión de Mario Russo. “Tenemos que defender el sistema público y transformarlo”, afirmaron.

A través del decreto 857/2024 que lleva la firma del presidente Javier Milei y del jefe de Gabinete Guillermo Francos, se formalizó este lunes la salida de Mario Russo al frente del Ministerio de Salud. La renuncia del funcionario se dio de manera sorpresiva el jueves pasado, y según las versiones periodísticas estuvo vinculada a la interna que existe en el gobierno libertario, que incluye enfrentamiento con la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS). Desde allí, su sucesor Mario Lugones ganó terreno, y terminó de lograr la eyección del funcionario y su llegada a la cartera sanitaria.

De esta forma, el hombre cercano a Luis Barrionuevo manejará las entidades más importantes del sistema de atención, y tendrá poder de decisión en temas claves como la financiación de las obras sociales sindicales. Para los trabajadores sanitarios, la salida de Russo no cambia demasiado el panorama, y si bien fueron muy críticos a lo realizado estos 10 meses, su reemplazo no genera demasiado entusiasmo. Es que Lugones es un hombre vinculado al sector privado y se espera que venga a completar el plan libertario en el área: completar el ajuste y dar paso a una etapa de nuevos financiamientos vinculados a los capitales privados.

 “Tenemos que desnudar y denunciar esta estrategia”, dicen los gremios. La crisis salarial y presupuestaria del Hospital Garrahan, uno de los primeros conflictos a enfrentar el flamante funcionario.

La designación de Lugones se formalizó este lunes, y se espera que jure como ministro antes del fin de semana. Cardiólogo de profesión, maneja el Sanatorio Güemes, donde tejió su sociedad con Barrionuevo y Enrique “Coty” Nosiglia, dueños del lugar. Ya tenía mucha influencia en la Superintendencia, donde era jefe de Gabinete de Gabriel Osorio, y a partir de ahora estará a cargo de la política sanitaria, luego de una gestión muy cuestionada como la de Russo.

El cambio de ministro significa saltar de la sartén al fuego, pasamos del ajuste a tener un ministro perteneciente al sector privado, cuyo gran objetivo es que el Estado ponga la menor cantidad de recursos en la salud, que este gobierno considera un gasto, y pasar a vías de financiamiento alternativas, como el arancelamiento y distintas formas de privatización”, sostuvo Guillermo Pacagnini, referente de la Federación Sindical Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Salud (FESINTRAS).

Para el dirigente, “pusieron al ministro acorde a la estrategia del gobierno, que pasa del ajuste a la reforma sanitaria privatizadora, que ya se está realizando en varias áreas, y ahora tratarán de ir por la educación y salud”. Ante esto, le dijo Pacagnini a Data Gremial, “tenemos que desnudar y denunciar esta estrategia, defender el sistema público y transformarlo para avanzar a un sistema único estatal, universal y gratuito para toda la población”.

Sobra la gestión saliente, el referente de FESINTRAS apunta a los magros resultados. “Russo reflejó lo que fue en este tiempo el Ministerio de Salud, pocos se dieron cuenta que había ministro. No lo rebajaron a secretaría como era el plan original, pero en la práctica lo hicieron”, recordó el secretario general del gremio médico bonaerense CICOP.

Pese a esto, Pacagnini dijo que el funcionario saliente “hizo mucho daño” y recalcó que “el fracaso más grande fue la epidemia de dengue de esta temporada, record histórica”. “A Russo lo conocíamos porque había sido funcionario del ministro Andrés Scarsi en la gestión de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, un funcionario de pocas luces ideológicamente, claramente a la derecha” agregó. Además de los problemas por el brote de dengue, Russo debió afrontar denuncias graves como el corte de la entrega de medicamentos oncológicos, el desfinanciamiento de varios programas nacionales y despidos masivos en lugares como el Hospital Posadas.

Poca expectativa

Como sucede con la FESINTRAS, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FESPROSA) –segunda entidad nacional que nuclea gremios de la salud de todo el país –hizo un balance negativo de la gestión de Russo, a quien dijeron “no lamentar”, pero dudan que “vaya a cambiar demasiado la mala gestión de la salud pública”. El funcionario saliente debutó no queriendo recibir a los trabajadores. La FESPROSA le pidió una audiencia el primer día de su gestión para abordar distintos temas (el salario de los trabajadores, la falta de insumos y la situación de los hospitales nacionales como el Posadas, entre otros puntos) y el ministro contestó un mes y medio después diciendo que no tenía tiempo”, afirmó en un documento la entidad.

La FESPROSA realizó reiterados pedidos frente a distintos problemas, en todos los casos “la respuesta fue el silencio.” “Uno de ellos fue la necesidad de una campaña activa durante la epidemia de dengue. Para el ex ministro, la escasez de repelentes y la falta de vacunas se arreglaba usando ‘camisas de manga larga’”, denunciaron.

Otro tema son los despidos masivos en el Hospital Posadas, el más grande de la Argentina y uno de los pocos bajo la órbita nacional.

Además, criticaron “la destrucción de programas importantísimos, como el de prevención de embarazo adolescente, y la desastrosa situación de entrega de medicamentos a personas vulnerables, la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), que llevó, según las asociaciones de pacientes, a la muerte a más de 50 pacientes oncológicos a los cuales se les discontinuó la medicación”.

Sobre la desfinanciación del sector, se dijo que entre el DNU 70/23 y la Ley Bases el recorte del gasto y de las transferencias a las provincias, que son las que administran el 85 por ciento del sistema de salud, golpea el normal funcionamiento de los distintos espacios de atención. “La salida de Russo significa que las políticas de Salud del gobierno están fracasando y, como en muchas otras áreas, se llevan puestos a los funcionarios que las llevan adelante” Terminó una corta gestión de un ministro que se va con muertos sobre sus espaldas”, concluyó FESPROSA.

Reclamos pendientes

En cuanto a la agenda del flamante ministro, deberá enfrentar varios de estos conflictos, que siguen abiertos y que tienden a profundizarse por la falta de recursos.

Hace unos días, por ejemplo, los trabajadores del Hospital Garrahan realizaron varias protestas para pedir una recomposición salarial del 100 por ciento, y el rechazo a la vuelta del Impuesto a las Ganancias. Desde la Asociación de Profesionales y Técnicos del Garrahan (APyT) denuncian que se “está vaciando” el centro de referencia pediátrico, y anunciaron un nuevo plan de lucha. “El anuncio del cambio de ministro de Salud no significa mucho para los trabajadores y el equipo de salud del Garrahan”, sostuvo Norma Lezana, titular de la APyT.

Según le explicó a Data Gremial, lo que deberían decir desde el gobierno “es que hay un cambio en la política, respecto del presupuesto para la salud y los salarios de los trabajadores”.

Además, Lezana sostuvo que el presupuesto 2025 “tiene un recorte del 25 por ciento delo que es salud, por eso insistimos que necesitamos más que el cambio de un funcionario el cambio de una política que revierta la situación actual, los profesionales se están yendo de hospitales como el Garrahan al sector privado por los bajos salarios, esa es la situación que afrontamos todos los días”, insistió. Por eso el plan de lucha que lanzaron en septiembre, y que se mantendrá esta semana con nuevas actividades.

En este sentido, el miércoles 2 de octubre se plegarán al paro de residentes de los hospitales de todo el país, y se plegarán a la marcha universitaria del mismo día. “No es muy diferente la situación de las universidades que la de los hospitales, donde hay recursos para el funcionamiento pero no para aumentar los salarios, así en el Garrahan los sueldos quedaron muy retrasado contra la inflación y la suba de precios”, dijo Lezana.  

En el último paro, desde el gremio difundieron un documento donde denunciaron la situación del principal hospital pediátrico del país: “Vaciar el Garrahan costará muchas vidas de niños, niñas y adolescentes. Hacemos 10 mil cirugías por año que no se pueden realizar en otras instituciones y atendemos 600 mil consultas presenciales y teleconsultas de todo el país, de los casos más complejos. Hacemos un llamado de emergencia al gobierno nacional de Javier Milei y al gobierno porteño de Jorge Macri, en defensa de nuestro hospital”, reclamaron. En estas condiciones “no se sostiene el Garrahan, las autoridades de nuestro Consejo de Administración y del Gobierno Nacional y de CABA lo saben, pero el silencio y la falta de respuesta indica que no está en los planes de nadie sostener este centro de salud pública que es modelo en el mundo. La salud del pueblo no es déficit: Milei, Caputo, no asfixien al Garrahan”.