PARTE I
Héctor Recalde proviene de una tradición de abogados y militantes políticos comprometidos con su tiempo y con la dignidad humana por sobre todas las cosas. Junto a él resurgen ecos que traen a nuestro presente a personas como Mario Hernández, Roberto Sinigaglia, Helena Villagra, Norberto Centeno, Isidoro Ventura Mayoral, Ernesto Corvalán Nanclares, Mario Landaburu, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde y Mario Kestelboim, exdecano de la Facultad de Derecho de la UBA, allá por 1973, cuando el rector-interventor de la UBA fue Rodolfo Puiggrós. Retornan memorias de la mítica Agrupación de Abogados Peronistas y de la emblemática Gremial de Abogados, en la cual también participaron abogados de extracciones no peronistas como el legendario Hipólito Solari Yrigoyen, en donde lo único que importaba era la defensa de los derechos de quienes se acercaban a ellos, no su procedencia o bandería política. Militancia de la cual tenemos mucho que aprender las generaciones posteriores.
Abierto al debate político y a discutir lo que hay que discutir, a través de su cuenta de Twitter critica directamente la gestión del actual ministro de Trabajo Claudio Moroni. Ante la frase de este último en la que expresó que el actual salario de los trabajadores argentinos es “el mejor salario es el que se puede pagar", Recalde le contestó que no comparte esa idea: “El mejor salario es el que supera largo el costo de vida y cumple con el derecho a participar en la ganancia de las empresas de acuerdo con el art. 14 bis CN”.
Por su parte, la conductora del Frente de Todos, Cristina Fernández de Kirchner, viene realizando apariciones políticas cada vez más periódicas en donde marca cuestiones reales dignas de toda atención y reflexión: con la destrucción del salario se está dando el triste fenómeno de trabajadores registrados pobres, se está profundizando la economía bimonetaria en el país; un reducto de la Justicia habilita importaciones suntuosas para determinados casos; sale a la luz un debate por el trabajo y los movimientos sociales a raíz de los actuales fenómenos que vivimos y que son consecuencia del fenómeno neoliberal que arrasó a la Argentina y al continente; la necesidad de que la conducción política más que con palabras guíe con ejemplos, como hizo Juan Perón, entre otras cosas.
Sobre este contexto de debate político y social, que agudiza las preocupantes realidades que vive el pueblo argentino, Recalde tiene mucho para decir. Es por esto, y mucho más, que tanto para el Grupo Ongaro como para Data Gremial es un verdadero gusto iniciar este ciclo de entrevistas políticas con él.
Álvaro Erices: Nos hablabas de tus experiencias con Juan Perón, ¿Qué recuerdos te trae esa época?
Héctor Recalde: Había una interna, cuándo no, en el peronismo y estaba Ernesto Corvalán Nanclares que era el representante nuestro, del peronismo, y Serú García que era el del neoperonismo. Después le hice la custodia al general Perón el 17 de noviembre de 1972 con la Agrupación de Abogados Peronistas, cuando llegó a Ezeiza estuvimos sin dormir. Nosotros fuimos en auto y otros compañeros cruzaron el Río Matanza.
Federico Mirkin: ¿Nos podrías compartir alguna anécdota?
HR: Les cuento como anécdota que cuando llegamos estaban las agrupaciones de la aeronáutica con nidos de ametralladoras defendiendo el hotel de Ezeiza, apuntando hacia afuera. Cuando Perón da la orden de irnos a Gaspar Campos vemos que las ametralladoras en realidad apuntaban para adentro… y ahí hasta el más taimado dice “cómo viene la mano…”, digamos, la historia hasta no hace mucho fue trágica en las luchas populares: con los exilios, las muertes, las desapariciones, las persecuciones, los encarcelamientos. Por eso yo cuando hablo con los jóvenes les digo que tenemos que aprovechar esta época. En esta época no hay violencia física. Está la violencia moral, la violencia material, sobre todo con los más rezagados, pero no violencia física. Vos no tenés ahora temor de discutir con alguien, de ir a una reunión o a una asamblea, a una marcha, a una movilización. Entre paréntesis, ojalá repitamos la marcha del 24 de marzo de este año. A mí me hizo renacer la esperanza y la fe.
AE: ¿Cómo retomamos el legado de Norberto Centeno en un país con 50% de pobres, una informalidad tremenda y una formalidad que siempre está a un paso de una nueva onda de flexibilización?
HR: Ahí volvemos al rol del Estado y de los sindicatos porque lo que falla es el control. Vos no podés pedirle al laburante que sea un héroe reclamando muchas cosas al empleado cuando está trabajando porque tiene miedo al despido. Por eso digo que hay que sacar esto de la cosa individual y llevarla a la cosa colectiva, al sindicato y al rol del Estado. Y aun así el miedo continúa porque el despedido no reclama a veces un derecho vulnerado porque tiene temor a que el posible nuevo empleador pida informes y diga “este hizo juicio” y no lo tome. Por eso es importante sustituir la voluntad del trabajador a través de la acción sindical y del Estado.
FM: Desde hace años el salario se ha ido depreciando. En 2015 estaba entre los más altos de la región, medido en dólares, cuando asume Macri el gobierno sabemos que bajó al último lugar, ¿Qué se puede hacer más allá de la paritarias o de un DNU?
HR: Una ley podría ser. En el Senado tenemos una mayoría como para aprobarla, en diputados es más difícil. Y tiene correlación con otra cosa que yo también mantengo y no se debe dejar de hacer: eso de “plantear algo en la Cámara de Diputados por el temor a perder” ¿Por qué? Porque sirve para que la ciudadanía sepa quién es quién. ¿Cómo votó Cambiemos algunas propuestas como estas que van en favor de los trabajadores? Mirá qué amplitud ideológica la mía. Como diría un socialista, Juan B. Justo, “es la teoría y práctica de la historia”, es decir, vos no podés solamente teorizar, vos tenés que practicar lo que pensás y esto tiene que ver con la militancia, porque, así como estamos viendo las dificultades que tenemos hay que sembrar esperanza en el pueblo. Porque, además, creés en la esperanza, por eso militás. Si bajás los brazos perdiste, ándate a dormir.
FM: Sabemos que los medios están manejados por una parte de la sociedad que responde a intereses muy vinculados a la oligarquía, a los que siempre han tenido beneficios. Instalan que los trabajadores son un costo muy alto por los despidos, etc. ¿Cómo hacemos para contrarrestar este discurso?
HR: Tratando de difundir entrevistas como la que están haciendo ustedes y batallar sobre eso. Es fácil de demostrar. En 1989 la desocupación estaba entre el 6 y el 8 por ciento. A partir del menemismo comenzó una etapa de flexibilización laboral conocida popularmente como los “contratos basura”, que técnicamente se llamaban “nuevas modalidades de contratación”, ¡Minga! Eran contratos basura, sin derechos. En 1995, después de todo ese destrozo de los derechos laborales la desocupación había subido al 18 por ciento. Una de las reformas que yo creo que hay que hacer es bajar la jornada de trabajo. Como diría Bill Clinton: “Es la economía…”, no digo el calificativo porque mi mamá me dijo que no diga malas palabras. La economía crea o destruye empleos.
AE: ¿Qué es lo que puede hacer el Derecho del Trabajo?
HR: Lo que puede hacer el derecho del trabajo es distribuir con más solidaridad, con más racionalidad, el derecho que existe, regulando la jornada de trabajo. La ley 11.544 que es la que establece la normativa respecto de la duración de la jornada es de 1929, es de casi 100 años. Entonces, si vos bajás a 7 horas… Yo cuando era diputado propuse eso, y lo hago como autocrítica, tímidamente, dije “vamos a hacer algo chiquitito: bajar de 48 horas semanales a 45” y no lo logré. Ahora hay proyectos de varios compañeros nuestros con propuestas de bajar a 40 horas, ojalá lo logren, 4 días por semana, ojalá lo logren. Pero además es hablarle a la patronal. Lo de Pugliese “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, les podés hablar con el corazón y con el bolsillo. Está probado científicamente que disminuir la jornada de trabajo tiene dos consecuencias: aumenta la productividad y disminuye los accidentes de trabajo. Para el empleador, que haya menos accidentes, le significa menor costo laboral, por eso les podés hablar con el corazón y con el bolsillo. Más allá de que el sentido común te dice que si vos estás cansado vas a producir menos. Menos jornada, menos cansancio.
AE: Sobre el reciente discurso de Cristina frente a militantes y delegados de la CTA en Avellaneda: ¿Qué opinión te merece el debate que se está dando abiertamente respecto del rol de los movimientos sociales?
HR: A mí me pareció que la exposición de Cristina, como siempre, fue muy clara, tiene plena conciencia de lo que dice y no es que se le “escapa algo”. Y creo que algunos compañeros no lo interpretaron como tenían que interpretarlo, lo sintieron como un ataque a las organizaciones sociales y la cosa no venía por ahí porque hablaba del rol del Estado. Cristina habló del rol del Estado y eso para un peronista es irrenunciable. Lo que dijo solamente es no tercerizar. Los que estén de acuerdo con las tercerizaciones que levanten la mano, yo fui siempre un enemigo de las tercerizaciones.
FM: De todo lo que dijo Cristina, ¿Cuál te parece que fue el mensaje más importante?
HR: El mensaje más importante que tenemos que recibir los peronistas de todo el discurso de ella es que la unidad se mantiene y eso despeja cualquier duda hacia el 2023 porque nosotros venimos de perder las elecciones de medio término (2021). Entonces, “no te agrandés, Chacarita”, tenemos que reconstruir todo esto. Un poco más de humildad no nos vendría mal a todos. Y en esto la excluyo a Cristina. Como dice el poeta uruguayo Mario Benedetti soy “parcial incurablemente parcial”. Para mí Cristina es la conducción del Movimiento Peronista y Alberto es el presidente. Y más allá de las diferencias que resaltan cada uno de los dos que tienen, en definitiva, de todo esto el pueblo va a opinar, y cuando lo haga, la voz del pueblo es santa.
FM: Habiendo tanta prueba e incluso recurriendo al sentido común, es decir, uno está cansado y va a trabajar menos o más lento, ¿Por qué el empresariado se opone a la reducción de la jornada laboral?
HR: Por dos o tres razones. Una es por una excesiva ideologización: “Qué le vamos a dar derecho a estos negros”. Segundo porque a lo mejor no tienen una buena información. Y tercero porque, viste, no les interesa favorecer a los trabajadores, quieren dominarlos, quieren someterlos, tener la bota puesta encima.
AE: ¿Y el Poder Judicial?
HR: En laboral se zafa bastante. Tenemos un fuero laboral bastante criterioso, en términos generales, con excepciones como siempre. Pero tenemos una Corte terrible. Me cansé de escribir públicamente en El cohete a la luna, en Página 12, donde me publiquen, críticas a los fallos de la Corte. Yo puedo tener mucho respeto personal a todo el mundo, pero lo que estoy criticando son los actos, la Corte es tremenda. Por eso me parece excelente la idea de Raúl Zaffaroni de aumentarla a 24 o 25 miembros para salir de estos 4 que están porque la verdad… es lastimoso. Y hay dos de ellos que aceptaron ir a la Corte nombrados por decreto, esta es la realidad argentina.
AE: Y no sólo eso, sino que propone que cada provincia tenga su juez…
HR: La federalización de las designaciones, sí. Yo digo 25 porque me parece importante que sea un número impar. Pero bueno, Raúl Zaffaroni sabe más que yo de eso.
FM: Para el desempate es eso…
HR: Claro, si no es el presidente (de la Corte) el que desempata.
(Continúa en la Parte II…)