El asesinato de Daniel Barrientos, el colectivero de la línea 620 asaltado en la madrugada del lunes pasado cuando estaba por comenzar su servicio, provocó una protesta que terminó por convertirse en un escenario que envió un mensaje fuerte para la política nacional. Desde La Matanza, la manifestación resonó en toda la Argentina.
Los brutales golpes que recibió Sergio Berni, ministro de Seguridad de Axel Kicillof, y el reconocimiento posterior de los choferes que lo golpearon como partícipes de actos de campaña de Patricia Bullrich, desataron una serie de teorías sobre el rol del oficialismo de la UTA en lo sucedido.
En los medios hegemónicos se presentó como la explosión del hartazgo ante la política partidaria, pero en los ámbitos de debate del ámbito sindical se interpretó la violenta movilización como una puesta en escena y todas las miradas apuntaron sobre el titular de la UTA, Roberto Fernández.
El paraguas para la protesta surgió de la propia conducción del sindicato que agrupa a los colectiveros. “Desde la Unión Tranviarios Automotor informamos a toda la sociedad que se ha decidido un paro desde las 7:30 horas en toda la zona oeste del Gran Buenos Aires a raíz de un hecho trágico de inseguridad, que significó la muerte de un trabajador de la línea de colectivos 6202", comunicó oficialmente la UTA junto con la advertencia: “Anticipamos que las medidas se van profundizar en tanto las autoridades no garanticen las condiciones mínimas de seguridad en el trabajo de todo nuestro sector”.
El hijo de Fernández, funcionario macrista y militante de Patricia Bullrich
Las sospechas tienen antecedentes muy evidentes: Fernández fue uno de los dirigentes sindicales más cercanos a la gestión de Cambiemos entre 2015 y 2019 y, ahora, traspasa los resabios de una interna que le impide controlar por completo la conflictividad en su actividad. Además, el moyanismo y el Grupo DOTA vienen haciendo mella en su poder de manera sistemática.
Como si no fuera suficiente, cabe destacar que el hijo de Roberto Fernández, que lleva el mismo nombre de pila que su padre, se desempeña como director Ejecutivo, en el Instituto de Vivienda de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Y en su perfil de Twitter hace gala de su ferviente militancia a favor de Patricia Bullrich. De hecho, allí describe que es secretario de Acción Política de “Patricios”, una agrupación política que apoya a la presidenta del PRO.
También en esa red social son frecuentes sus “retuiteos” de posteos de la propia Patricia Bullrich.
En esa línea, el 20 de marzo escribió: “¡La gente lo dice todo! ¡Se siente se siente! ¡¡¡@PatoBullrich, Presidente!!!”.
La debilidad de Roberto Fernández
Volviendo a la protesta de los choferes, cabe decir que esta no tuvo una conducción central y tampoco respondía a la oposición. Esto significa que institucionalmente es gente que responde al oficialismo de Roberto Fernández. Pero según pudo averiguar Data Gremial no hubo una bajada de línea, ni logística ni ideológica, desde el sindicato. Por lo tanto, la escena que surgió tras el hecho de inseguridad demostró que p a Fernández lo “pasaron por arriba” desde sus propias filas.
Es que mientras el propio Fernández viajaba para tener su cara a cara con el gobernador Axel Kicillof, empezaron a viralizarse las imágenes de los militantes de la UTA con Bullrich. Fotos, videos, carteles. Incluso los mismos choferes que le pegaron a Berni hablan en un video de campaña.
La conclusión en el ámbito sindical fue que no fue el propio Fernández quien mandó a golpear al ministro y que, paralelamente, su conducción está muy debilitada para dirigir una situación tan complicada como la que atraviesa la actividad, en lo económico y en lo social.
En ese sentido, cabe recordar que Fernández viene de imponerse hace apenas tres meses en una elección con alta participación, por lo que le quedan casi completos los cuatro años de mandato. Pero la evidente necesidad de un liderazgo fuerte para encaminar el sector, en medio fuerte crisis que se, es evidente. La imagen del martes lleva a pensar que Bullrich, paradójicamnete, lo dejó “dibujado” a Fernández y ayudó a sus enemigos.