Este lunes, 22 empleados de la planta de Topper en Aguilares, Tucumán, fueron notificados de la finalización de sus vínculos laborales.
Los despidos ocurrieron justo después de que los trabajadores regresaran de su receso por vacaciones, lo que generó un fuerte impacto emocional y preocupación entre los empleados. De hecho, una de las mujeres afectadas, con 20 años de servicio en la empresa, no pudo contener las lágrimas al recibir la noticia, mientras que otros trabajadores expresaron su malestar al ver que, entre los despedidos, había una pareja, lo que, según ellos, “quebró un hogar”.
La situación no es nueva en la planta de Topper. El año pasado, la empresa despidió a 120 trabajadores, lo que dejó a muchos empleados en una situación de incertidumbre. Además, el panorama parece ser aún más sombrío este año, ya que desde la empresa aseguran que hasta 100 personas podrían ser despedidas en los próximos días, lo que agrava aún más la preocupación generalizada sobre la estabilidad laboral.
El impacto de la crisis del sector calzado a nivel nacional
El contexto detrás de estos despidos está relacionado con la disminución de ventas y el exceso de stock, situaciones que ya afectaron a la planta el año pasado. En esa ocasión, la empresa paralizó la producción durante varias semanas, lo que obligó a los trabajadores a tomar licencias adeudadas, pero no se produjeron despidos. Sin embargo, la falta de ventas y la sobreproducción de productos parecen ser los factores principales que están llevando a la empresa a tomar estas drásticas decisiones.
El impacto de estos despidos no se limita solo a los trabajadores de la planta de Topper en Tucumán, sino que también se extiende a otras empresas de la industria del calzado. La fábrica Puma, en La Rioja, también despidió a 23 empleados la semana pasada, siguiendo una tendencia preocupante en el sector, que también contabiliza el cierre de una planta de la firma DASS (fabrica para Adidas y Nike), en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, y despedidos masivos en la fábrica Bicontinentar de Chivilcoy.
La Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado (UTICRA) emitió alertas sobre la posibilidad de nuevos despidos si la situación económica no mejora, lo que pone en peligro miles de puestos de trabajo a nivel nacional.
Un panorama que pinta muy oscuro
El dato más alarmante lo ofrece el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) del INDEC, que revela que la producción de calzado y partes registró una contracción del 14,7 % en los primeros nueve meses de 2024, y se espera que la situación se agrave con la política de apertura de las importaciones.
A nivel local, la planta de Topper en Aguilares es una de las principales fuentes de empleo, por lo que los despidos no solo afectan a los trabajadores directamente despedidos, sino también a la economía de la región. Sin una respuesta clara por parte de la empresa, y con la incertidumbre sobre la continuidad de la producción, los trabajadores se sienten abandonados y desilusionados, especialmente por el silencio de los representantes políticos. Un trabajador de la zona expresó: “No puedo creer que nadie haga nada. Hicieron silencio el año pasado y, de nuevo, me desilusionaron. No los voto más”, refiriéndose a los diputados nacionales Agustín Fernández y Elia Fernández de Mansilla, quienes son oriundos de Aguilares.
A medida que se desarrollan los hechos, el sindicato y los trabajadores mantienen la alerta encendida, esperando que la situación no empeore aún más. La falta de medidas contundentes y de respuestas claras por parte de las autoridades podría dar lugar a una crisis mayor, no solo para los empleados de Topper, sino también para toda la industria del calzado en el país.