Si existe un fenómeno que llegó para quedarse en este país, es el arribo de las nuevas generaciones al frente de los sindicatos.
Claramente esto sucede desde hace un tiempo, por razones muy diversas.
El agotamiento en la gestión, de conducciones sindicales que llevan décadas en el poder.
El agotamiento de las bases, respecto a dirigentes sin ninguna clase de gestión por exhibir, en su/s último/s mandato/s.
El agotamiento de las bases, respecto a determinados modelos de conducciones sindicales.
La falta de respuestas desde conducciones sindicales, a las verdaderas problemáticas de las bases.
Dirigentes sindicales más ocupados de sacarse fotos con referentes políticos partidarios, que ocupados de sacarse fotos con sus propias bases, para mostrar nuevos logros y conquistas alcanzadas.
Dirigentes sindicales con un nivel de vida, que no se condice con el de quienes representan.
Dirigentes sindicales, que usan la estructura del gremio (que es de todas y de todos los afiliados), para uso casi exclusivo de sus parejas, familiares, y amigotes (en algunos casos, para el grupo de obsecuentes de turno que los rodean solo por intereses personales).
Si bien el modelo sindical argentino es citado en todo el mundo y resalta en muchas materias, pues en otras claramente merece ciertas modificaciones para que sea el mejor realmente y sobre todo más democrático.
Una de los puntos principales que debería aprobarse con la modificación de la Ley de Asociaciones Sindicales (LEY 23.551), sería ponerle fin a las reelecciones indefinidas sindicales.
Nuestro país es una República.
Uno de los presupuestos de la República es la periodicidad en los cargos.
La misma de aplica en la política partidaria (con mandatos determinados en casos como por ejemplo: del Presidente, los Gobernadores y los Intendentes).
Ahora en el mundo sindical, esto no se implementa, por lo que vemos casos de dirigentes sindicales atornillados hace más de veinte años en uno o más cargos de la estructura sindical (en la gran mayoría de los casos, perjudica primero al gremio en su conjunto y también a ellos mismos al agotarse su propia gestión producto del desgaste del tiempo, entre otras causas).
Pero hay que dejar en claro, varias cosas.
El arribo de las nuevas generaciones en los sindicatos, debe servir para llevar adelante no sólo un recambio dirigencial y generacional en las organizaciones gremiales.
Esto debe conllevar, una nueva forma de conducir, una nueva mirada de hacían donde hay que ir, una nueva manera de gestionar y de hacer las cosas.
De nada sirve la llegada de las nuevas generaciones, para que sigan haciendo lo que criticaban a quienes antes estaban conduciendo (hablamos de no gestionar, de ser funcionales a la política partidaria del color que sea, hablamos de querer eternizarse en el poder, entre otras cosas).
Ya hay casos de dirigentes sindicales argentinos jóvenes. Podemos citar a Guillermo Cantatore, quien es secretario general del Sindicato Único de Empleados de la Industria de la Pirotecnia y Afines (SUEIPA).
También podemos mencionar a Cristian López, secretario general del Sindicato Unidos Trabajadores Custodios Argentinos (SUTCA).
Asimismo es necesario resaltar en Córdoba, por ejemplo a Emiliano Gramajo, quien es el Secretario General de la Asociación Obrera de la Industria del Transporte Automotor (AOITA).
Ellos son algunos de los jóvenes dirigentes sindicales que en la actualidad, vienen a aportarle al movimiento obrero su propia impronta, y que muy bien lo vienen demostrando; pues tienen todos un futuro más que prometedor por la gestión, por las ganas de hacer y hacer, y por todo el trabajo que día a día realizan por sus bases.
Estos tres compañeros, son tres buenos ejemplos de nuevas generaciones al frente de los sindicatos.
Este camino, se comienza a avizorar en otros sindicatos históricos de la República Argentina, los que hasta estos tiempos vienen siendo conducidos por los mismos de siempre.
Pero las nuevas generaciones de esas mismas estructuras, ya están trabajando para dar un giro de rumbo profundo en esas instituciones.
Para eso hay que ser humildes, no crees indispensables, no pensar que existen los Mesías o los iluminados.
Todas las compañeras y compañeros jóvenes activistas gremiales, tienen algo por aportar y y hay que sumarlos.
Los espacios sindicales con personas más jóvenes, no pueden ser sectarios, pues el destino de ellos es el fracaso inminente.
Ha llegado el tiempo de que nuevas generaciones de mujeres y hombres, conduzcan los destinos de miles de sindicatos argentinos.
Para eso hay que tener bien en claro hacia dónde se quiere ir, cómo se hará para llevarlo adelante y con quienes se concretará.
Oxigenar el movimiento obrero nacional (incluyendo la CGT nacional), hoy es una necesidad primordial del pueblo trabajador y de los jubilados en nuestra Nación.
Esperemos que quienes aspiren a llegar a conducir sindicatos demuestren estar a la altura de las circunstancias.