El cuerpo de delegados y los trabajadores de la empresa MONSA Línea 60 de colectivos lamentaron comunicar “el fallecimiento del tercer chofer” de la firma por coronavirus, Álvaro Pío Santillán. Explicaron que el trabajador había sido licenciado por ser personal de riesgo y se reintegró a sus tareas luego de recibir la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19.
A través de un comunicado expresaron que “se contagió de coronavius y contrajo neumonía, por lo que falleció poco después en el sanatorio Güemes”.
Además explicaron que “en la primera semana de abril, y por presión de las cámaras empresarias, el Gobierno Nacional emitió una resolución conjunta de los ministerios de Salud y Trabajo para que los trabajadores mayores de 60 años y los grupos de riesgo retomarán sus tareas luego de la primera dosis de la vacuna. Aclaramos que este cuerpo de delegados rechazó dicha resolución y que no obtuvo respuestas”.
Por otra parte, expresaron que desde iniciada la pandemia los trabajadores de la Línea 60 aplicaron protocolos propios, presentaron denuncias a todos los ministerios, exigieron reforzar las medidas sanitarias y cortaron puentes -de manera coordinada con choferes de otras líneas- para exigir “ser incluidos en el plan de vacunación. Sin embargo, ninguno de los entes responsables nos dio respuestas a nuestros reclamos”.
Para los delegados de base el fallecimiento de Santillán “no fue una desgracia sino el resultado de una política sanitaria deficiente que arriesga la salud”.
Para concluir, exigieron la aplicación de protocolos estrictos, que se dispense al personal de riesgo y que se incluya a los trabajadores de la actividad en el plan de vacunación.
El dolor de su compañero de cabecera
En las últimas horas se viralizó en las redes sociales una carta que escribió un Santiago, compañero chofer de la cabecera Barracas de Álvaro Pío Santillán.
A continuación, el texto completo:
Me desperté con seis llamadas perdidas, eran de la esposa de un compañero. Antes de que pudiera responder recibí una llamada más de su hijo que me confirmó lo que imaginaba: Álvaro Pío Santillán, compañero chófer de la cabecera Barracas, falleció en una cama del hospital Güemes a causa del coronavirus. En la cabecera se repite una escena funesta: trabajadores preguntando qué pasó, trabajadores compartiendo la novedad, trabajadores lamentando la muerte de su compañero. Y bronca, mucha bronca.
Es el tercer compañero de la línea que se muere a causa de esta pandemia, y nada indica que no se sigan muriendo otros. Desde que empezó esta pesadilla hicimos de todo: aplicamos protocolos propios, nos peleamos con los directivos de la empresa, hicimos denuncias a todos los ministerios, exigimos reforzar las medidas sanitarias, cortamos puentes exigiendo ser incluidos en el plan de vacunación. Y nada, nunca nos dieron pelota, solo promesas. Siento dolor y siento bronca.
Tengo ganas de prender fuego un Ministerio, de sentar a alguno de esos burócratas -de esos que se pasean por los medios como adalides de la salud pública- en un colectivo y que maneje, que se exponga de la misma forma en la que nos exponemos nosotros. Pero eso tampoco sería la solución, seguramente nos vendrían con otra promesa.
Mientras lloramos la muerte de nuestro compañero, seguimos laburando igual: sin protocolos y sin vacunas, con asco y con bronca". Santiago, chofer de la Línea 60, despide a su tercer compañero muerto por Covid. Los trabajadores de transportes públicos están en la primera línea desde el inicio de la pandemia y todavía no son considerados esenciales: sin vacunas ni medidas sanitarias reales. En 2020 en AMBA, murieron al menos 29 choferes. De este año no hay datos oficiales.