A partir de la pandemia y sus efectos económicos, en los últimos años se potenció un fenómeno que en el mundo se conoce como “poor workers”, o “trabajadores pobres”. La cantidad de asalariados que ganan por debajo de la canasta de necesidades bajas se potenció en estos años, y según el último informe del Banco Mundial el año pasado llegaron a registrarse “214 millones de trabajadores que viven la ‘pobreza extrema’, 20 millones más que antes de la pandemia”. Este número equivale, según el reporte, a un 6,4 por ciento de los empleados en el mundo. En el país, la crisis de ingresos disparó esta tendencia, y aumentó el porcentaje de empelados que ganan por debajo de la línea de la pobreza. Según el Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma (IEF), los trabajadores pobres en la Argentina alcanzan el 30 por ciento, casi cinco veces más que a nivel global. Cuáles son los rubros más afectados por esta situación.
El trabajo del IEF se basa en datos del tercer trimestre del 2022, y establece la cantidad de trabajadores que cobras sueldos por debajo de la línea de pobreza. Según el reporte, “los crecientes niveles de precarización contribuyen a explicar que buena parte de la clase trabajadora deba vender su fuerza de trabajo por debajo de su valor”. “Si se toman como referencia los valores de las canastas básicas utilizadas oficialmente para la medición de la pobreza y la indigencia, surge que casi tres de cada 10 trabajadores y trabajadoras (28,6 por ciento) son pobres y el 5,1 por ciento son indigentes”, confirmó el reporte, al que tuvo acceso Data Gremial. Para la entidad, “queda claro entonces que obtener un empleo no garantiza per se acceder a un umbral de consumo que asegure condiciones mínimas de reproducción”.
Como suele darse en otros indicadores, la presencia de trabajadores pobres no es homogénea, y afecta de manera diversa. En este sentido, este fenómeno “se manifiesta con mayor crudeza en las condiciones de vida de las infancias y juventudes: más de la mitad de las niñas, niños y adolescentes están por debajo de la línea de pobreza (51,9 por ciento), mientras que el 11,8 por ciento no logra siquiera acceder a una alimentación mínima”. Entre las y los jóvenes de 18 a 24 años, agregó el trabajo, “el 45 por ciento son pobres, a la vez que el 9,3 por ciento son indigentes”.
Negociaciones
Los datos sobre trabajadores pobres se conocen en momentos que la inflación vive un nuevo pico de suba, que profundiza la crisis de ingresos que se vive en los últimos tiempos. Ante esto, desde el gobierno llamaron a una nueva reunión del Consejo del Salario, para evitar que la brecha que separa el mínimo, vital y móvil de la canasta básica se achique. En este sentido, en declaraciones radiales, el dirigente del SMATA Mario “paco” Manrique adelantó que el pedido será que ese ingreso supere la línea de pobreza, es decir, que se ubique entre 170 mil y 180 mil pesos.
Uno de los sectores más afectados por este fenómeno es el de los trabajadores municipales, donde los ingresos suelen ser muy bajos, y varían mucho respecto de cada comuna. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, la ley 14.565 aprobada en 2014, además de habilitar las paritarias por distrito crea el llamado Consejo Provincial del Empleo Municipal, que busca crear un piso respecto de los ingresos del sector. Fuentes de la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (FESIMUBO) adelantaron a Data Gremial que “el compromiso del gobierno provincial es llamar a este instrumento en el primer trimestre del año, así que estamos expectantes en tener novedades en los próximos días”.
En cuanto a los municipales que cobran por debajo de la línea de pobreza, desde la entidad dicen que “no hay números concretos”, porque cada distrito paga lo que se llama “sueldos compuestos”. Es decir, salarios básicos muy bajos que luego suman adicionales como horas extras, presentismo y otros ítems para llegar a ingresos dignos. “Hoy hay municipios que pagan 16 mil, 20 mil pesos de básicos, son todos empleados pobres”, agregaron las fuentes consultadas.
Estrategias
En este contexto, el informe del IEF enumera varios modos en que las familias afrontan esta situación de crisis de ingresos, porque incluso para los trabajadores que habitan en hogares donde hay más de un ocupado, “la pobreza es aún muy elevada (25,8 por ciento)”. A nivel de la población total, “la pauperización se extiende al 37,8 por ciento de las personas, mientras la indigencia alcanza el 7,8 por ciento”. En este contexto, “los hogares desenvuelven distintas estrategias de manutención con el fin de garantizar la satisfacción de sus necesidades”.
“Los datos indican la elevada incidencia que tiene el trabajo como vía de obtención de ingresos: 9 de cada 10 personas residen en hogares cuyos ingresos provienen parcial o totalmente del trabajo y este valor es incluso algo mayor entre la población pobre, por lo cual no quedan dudas que si hay algo que no es necesario es promover ‘la cultura del trabajo’”, analizó el reporte. A su vez, “el 26 por ciento de la población vive en hogares que reciben transferencias del Estado dirigidas a sectores de bajos ingresos como la Asignación Universal por Hijo o la Tarjeta Alimentar, entre otros”, describió el instituto. Entre los hogares que perciben estos subsidios monetarios, “en promedio estos sólo representan el 18,3 por ciento del ingreso total familiar, mientras que los ingresos laborales explican el 68,5 por ciento del ingreso total”. “A ello se adiciona que un 11,2 por ciento de la población total recurre a mercaderías, ropa o alimentos provistos por instituciones (gobierno, Iglesias, etc.)”, concluyó el informe.