El 2020 será recordado siempre como el año del inicio de la pandemia de coronavirus, la crisis sanitaria, social y económica que de alguna manera configuró el mundo actual. Las primeras medidas tomadas al calor de los acontecimientos, siguen en discusión, como la profundidad y extensión de los aislamientos. En la Argentina, el ASPO (aislamiento social preventivo obligatorio) fue uno de los más severos y prolongados, y todavía hay controversia sobre su real beneficio. En el plan de la actividad, fue un golpe muy duro, ya que los primeros meses casi que se paró todo lo que no era realmente indispensable. Esto generó números incluso peores de los vistos en la crisis del 2001. Si bien luego hubo “efecto rebote”, en muchos casos esa pérdida –de poder adquisitivo, de empleos o de producción –sigue pendientes. La gestión libertaria parece no ayudar mucho a saldar esa deuda, en especial en materia industrial. Así lo alerta la Unión Industrial Argentina (UIA), que en su último informe aseguró que el 2024 cierra con un rendimiento incluso por debajo del generado por la pandemia.
“El dato es sumamente preocupante: se trata del peor registro de las últimas décadas, por debajo, incluso, del de 2020”, explicaron desde la entidad. Los efectos se ven claramente, ya que sectores históricamente inmunes a las crisis comenzaron a mostrar dificultades.
El Informe de Actualidad Industrial de la UIA recoge datos de enero a noviembre del 2024, y si bien faltan los datos de diciembre para terminar el año, la tendencia es clara: el parate del sector está a niveles de la pandemia. “En noviembre, la actividad industrial registró una baja anual de 3,8 por ciento interanual, y de 2,5 mensual respecto de octubre”, explicó e reporte, que tuvo acceso Data Gremial.
En el acumulado de enero a noviembre, “se observó una disminución de 9,7 por ciento interanual”, precisaron desde la UIA. Y vaticinaron que “los datos anticipados a diciembre dan una merma mensual y una suba interanual, debido al bajo nivel de comparación”. De esta forma, la economía generada por el modelo de Javier Milei golpea fuerte a la industria, más que el coronavirus en 2020.
En aquel año, recalcó el trabajo de la patronal industrial, “marcado por el parate del aislamiento social por la pandemia de coronavirus durante casi todos los meses, el descenso había sido de 7,3 por ciento en el acumulado de enero a noviembre. Y, sumando diciembre, llegó a 6,3 por ciento”.
Los problemas en el sector industrial tienen varios factores, comenzando por la falta de consumo interno, producto de la recesión, y profundizado por la apertura indiscriminada de las importaciones, que desde mediados del año pasado está haciendo estragos en rubros como el metalúrgico.
Comprobando esto, casi todos los rubros “cerraron noviembre con un acumulado negativo, siendo los más significantes Minerales no metálicos, con un derrumbe de 27 por ciento; Caucho y plástico, con -18,5; Automotrices, con -18,4; Textiles, con -18,1; Metálicas básicas, con -14; y Metalmecánica, con -12,3. Solo Refinación de petróleo mostró una mejora, de 1,6 por ciento”.
Sobre el corto y mediano plazo, la UIA indicó: “Si bien comenzaron a observarse ciertas mejoras en el cuarto trimestre, a nivel agregado la industria se ubica aún en niveles similares a noviembre de 2023 pero con un panorama desafiante, marcado por la competencia frente a la importación de bienes terminados y dificultades de competitividad de la economía argentina”.
Cada vez más sectores a la baja
Esta situación, que viene siendo alertada por diversos informes vinculados a la producción, hace estragos incluso en rubros hasta ahora “blindados” en las crisis. Como el petrolero.
En la refinería de la multinacional Shell ubicada en la zona de Dock Sud, por ejemplo, esta semana comenzaron a registrarse despidos, lo que generó la reacción de los trabajadores, que convocaron a vecinos, asambleas barriales, centros de estudiantes, ambientalistas, artistas, intelectuales, jubilados, trabajadores, organizaciones sociales, de derechos humanos y políticas a un acto contra las cesantías, que tendrá lugar este viernes 24 de enero desde las 17.30 horas en Sargento Ponce y Génova, partido de Avellaneda. Los despidos, considerados “ilegales y discriminatorios”, comenzaron hace unos días, y apuntaron a referentes de los operarios, que vienen “defendiendo sus derechos laborales y proponiendo cambios para mejorar las condiciones socioambientales de los vecinos de la zona”.
Pablo Placeriani hace 10 años que trabaja en Shell y fue despedido sin causa, así como Gustavo Michel que hace 16 años que trabaja en Dock Sud. Ambos fueron recibidos por dirigentes de la CTA Autónoma, que se solidarizaron con su lucha. “Estamos encarando un reclamo por la reincorporación de los compañeros. Hasta ahora somos 10 los trabajadores despedidos y hay amenazas de que sea más extendida la lista de despedidos”, dijeron luego den encuentro.
También contaron que volvieron a despedir a una compañera que viene llevando adelante reclamos por los derechos de las mujeres, por ejemplo, que respeten las horas de lactancia. La planta de Dock Sud tiene 250 trabajadores y trabajadoras y lejos de estar en crisis viene reportando ganancias extraordinarias. Shell es una empresa anglo holandesa a la que recientemente se sumaron capitales brasileños.
Los trabajadores despedidos son además brigadistas y han arriesgado sus vidas en esa tarea. “Les molesta que denunciemos las cosas que pasan como la contaminación, por eso estamos invitando este viernes a un acto que vamos a hacer contra los despidos diciéndole a toda la comunidad que vamos a seguir peleando por nuestros puestos de trabajo”, expresaron.
“Queremos solidarizarnos y buscar el apoyo de todos los trabajadores que están atravesando estas situaciones como los trabajadores de Bonaparte, los de derechos humanos de la Ex ESMA, los de la fábrica Pilkington, de Volkswagen y de otras fábricas. No es casualidad, quieren aplicar un régimen laboral que va a perjudicar a muchos trabajadores”, expresaron mediante un documento.
Uso de capacidad instalada
Otro dato que marca la profundidad de la crisis industrial que generó el modelo libertario está en la cantidad de “máquinas paradas” que crece en el país, de la mano del ingreso de productos baratos de China sobre todo, como pasa con chapas. Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), informó que, en noviembre, el uso de capacidad instalada industrial a nivel país fue de 62,3 por ciento, por debajo del 66,4 de un año atrás. Esto significa que la caída “es de casi cuatro puntos con respecto al final del Gobierno de Alberto Fernández”.
Además, el relevamiento precisó que, de los doce sectores industriales, solo uno mostró un crecimiento en el último año. Se trata de Productos alimenticios y bebidas, que tuvo un uso de capacidad industrial de 66,9 por ciento, cuando, en noviembre de 2023, había estado apenas por debajo (65,2). En el resto de los casos, la evolución interanual es negativa.
Así, las mayores diferencias se observaron en Productos minerales no metálicos, con un dígito de 60,6 por ciento, frente al 74,3 de 2023; Industrias metálicas básicas, con 67,2 (79,4); Productos textiles, con 48,2 (59,1); Productos de caucho y plástico, con 46,8 (56,8); y Productos de tabaco, con 47,6 (56,2).