Históricamente la CGT nacional, tuvo en su conducción a grandes referentes gremiales.
En mi opinión personal, el sindicalista más importante y representativo que pasó por la conducción de la misma, fue Saúl Ubaldini.
Décadas después, el hecho de ver y escuchar los discursos multitudinarios que hacía Ubaldini hacia toda la clase trabajadora y a los jubilados argentinos, emociona y conmueve hasta las lágrimas.
Por entonces, teníamos una CGT con una dirigencia que levantaba las banderas de los activos y de los pasivos.
Era una CGT independiente de la política partidaria, que contaba con la presencia de sindicalistas combativos y que nos hacían sentir muy bien representados.
Con el devenir del tiempo, (excepto bajo la conducción de Hugo Moyano), la CGT se convirtió en una Central Obrera con una dirigencia sindical tibia, sumisa a la política partidaria, y que no atendió la enorme cantidad de problemáticas y demandas de quienes trabajan y de quienes se jubilaron.
En ciertos casos, su dirigencia se dedicó a usar esos espacios, para ser extremadamente condescendientes y funcionales tanto a gobiernos de corte neoliberales y también actualmente con uno que se autoproclama peronista (pero que en su gestión no lo demuestra para nada).
Como corolario de todo esto, desde hace un tiempo, hay una CGT compuesta de tres Secretarios Generales (una verdadera locura).
Ningún cuerpo puede funcionar bien con tres cabezas.
La CGT tampoco.
Que ni nos hablen de unidad con tres Secretarios Generales.
La unidad se construye con la elección de una elección solo Secretario General.
En este último tiempo, se sumó a la CGT en este invento de triunvirato, el compañero Pablo Moyano.
Muchas trabajadoras y trabajadores observan con entusiasmo y esperanza que el desembarco de Pablo en la CGT genere un giro de 180 grados a lo que ha sido la mediocre gestión que han llevado adelante los otros dos Secretarios Generales que aún están allí.
Pablo, a nuestro entender, debe ser el único Secretario General de la CGT.
Pablo, a nuestro entender, debe atender y luchar por la agenda de los trabajadores y jubilados.
Pablo, a nuestro entender, debe convocar a una mesa ampliada, convocando a las autoridades de los Sindicatos con Personería Gremial, con Simple Inscripción Gremial y con Inscripción en trámite, como así también a los máximos referentes de las agrupaciones sindicales de los distintos gremios provinciales y municipales de la República Argentina.
Se tiene que mandar un claro mensaje tanto a este gobierno nacional y a los que vengan posteriormente desde la CGT.
Basta de inflación, basta de pobreza, basta de hambre, basta de indigencia basta de trabajo no registrado, basta de flexibilización laboral de hecho, basta de salarios y jubilaciones de hambre, basta de impuestos a las ganancias, basta de planes sociales, basta de leyes de recortes jubilatorios, entre otros temas.
Hace años que la CGT, no hace un paro nacional y una movilización multitudinaria como antes.
¿No estamos en el momento de hacerlo, frente a la grave situación social y económica del pueblo y a un gobierno (y una oposición) más preocupado de las elecciones de 2023, que de las necesidades actuales de la ciudadanía?
Somos millones de trabajadores (tanto hombres y mujeres), que estamos hartos de dirigentes gremiales tibios, genuflexos, condicionados para luchar en serio, que no consiguen nuevos derechos o conquistas, y que no representan nuestros intereses.
Pablo tiene una oportunidad histórica de poner a la CGT nuevamente a la altura de las circunstancias.
Si bien tiene el apoyo de su núcleo cercano, hay millones de argentinas y argentinos que además queremos que tenga una gran gestión y sumar desde nuestros lugares.
A nivel provincial en Córdoba, se está iniciando un proceso de normalización de la CGT.
La próxima dirigencia local, deberá empezar a atender la agenda de la clase trabajadora y de los pasivos cordobeses con mayor énfasis.
Hablamos del acompañamiento incondicional a todas las organizaciones sindicales en conflicto, luchar por salarios dignos para todas las actividades, rechazar la flexibilización laboral, rechazar cualquier intento de reforma laboral de hecho o derecho, rechazar cualquier reforma jubilatoria que implique recortes en los haberes de los jubilados, reclamar el fin de la intervención de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la provincia, llevar adelante jornadas de capacitación y formación sindical para formar los futuros cuadros, entre otras cosas.
Personalmente, me gustaría que el próximo Secretario General de la CGT en Córdoba fuera el compañero Héctor Miguel Arias (Secretario General del Sindicato de Peones de Taxi), si estuvieran dadas las condiciones para que pudiera llegar.
Miguel es un dirigente gremial amado por sus bases; es independiente de la política partidaria desde siempre; trabaja entre 10 o 12 horas al día -al igual que sus compañeras y compañeros- y tiene energías para hacer sindicalismo; es humilde; es solidario; y es combativo.
Si bien a nivel nacional y provincial se están gestando cambios; es realmente fundamental que quienes conduzcan, tengan bien claro que la agenda de la CGT, será exclusivamente la de los trabajadores y de los jubilados.