A mediados de los 90, de la mano del proceso de desregularización del Estado, se comenzaron a transferir hospitales a las provincias, un cambio de paradigma que se había iniciado durante la dictadura militar de los ’70, y que se interrumpió durante el gobierno de Raúl Alfonsín. La descentralización de los servicios sanitarios era una exigencia de los organismos de crédito internacional, en especial el Banco Mundial, que en esos días tenía mucha influencia en las decisiones.
La idea era llegar a la municipalización del sector, una medida también pensada para la educación. Pero la resistencia de los trabajadores y entidades médicas frenaron los cambios. Más de dos décadas después, el fantasma de la transferencia a las comunas vuelve de la mano de un precandidato a gobernador, que realizó la propuesta recientemente, generando alarma general. “Esta propuesta termina con el colapso del sistema”, alertaron desde CICOP. La propuesta incluye a las escuelas.
Las palabras de Néstor Grindetti en un reciente coloquio sobre municipalizar los servicios de salud tomaron fuerza con el correr de los días, ya que desde su entorno apuntaron además a la educación. “En salud hay que trabajar más trasversalmente y los municipios tienen que trabajar en salud primaria y prevención”, remarcó en esa oportunidad.
“Hay que trabajar una buena regionalización de los hospitales. Hay que integrar los hospitales en un sistema de salud donde también el sector privado pueda ser un actor que ordene”, insistió el precandidato de Patricia Bullrich en la interna de Juntos por el cambio. Las palabras fueron rechazadas en el mismo simposio por el Sindicato de salud Pública (SSP), a las que se sumó el gremio médico CICOP, que “rechazó de plano los intentos de municipalizar la salud”.
Según le dijo a Data Gremial el secretario general del gremio Guillermo Pacagnini esta medida “implicaría agravar la crisis crónica que vive el sistema público bonaerense, y terminaría de liquidar el sistema”. “Hay 250 hospitales municipales en la provincia de Buenos Aires, y 1.500 centros asistenciales comunales, una fragmentación tremenda, que es uno de los grandes problemas que tiene la salud provincial”, recalcó el dirigente.
La propuesta de CICOP va en dirección opuesta a la que hace Grindetti, ya que se vienen pidiendo “la unificación del sistema de salud a nivel nacional, porque cuanta más fragmentación es más difícil poder planificar las políticas de atención. Hay está totalmente desarticulado, y municipalizar agravaría este problema”. Además, agregó Pacagnini, además de la cuestión sanitaria “esta medida traería problemas a los trabajadores del sistema de salud, ya que aumentaría la dispersión salarial, y aumentaría la precarización laboral, que es muy frecuente en los municipios”.
Propuesta incómoda
Si bien Grindetti no dio mayores detalles de su propuesta, coincide con la idea de descentralización de los servicios sanitarios que se intentó llevar adelante en los 90. “A partir de los noventa se retoma la política descentralizadora con la transferencia de 20 establecimientos hospitalarios que el estado nacional conservaba, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires”, explicaron al respecto los investigadores Oscar Cetrángolo y Francisco Gatto, quienes compararon este proceso con el iniciado en 1978 por el gobierno militar, que pasó a manos de la Ciudad de Buenos Aires y las provincias unos 20 hospitales. “Los hospitales transferidos representaban un gasto de 110.7 millones de pesos de 1992, 17 por ciento del presupuesto de la administración nacional en salud y empleaban aproximadamente un total de 9.200 agentes”, recalcaron.
Durante el primer peronismo, se creó el Ministerio de Salud, que nacionalizó el sistema sanitario, compuesto de sus actuales tres subsistemas: público, privado y seguridad social (obras sociales). El golpe de estado de 1955 volvió a las provincias el manejo de la salud. A partir de esto, cada gobierno democrático nacionalizaba el sistema, y las dictaduras los provincializaba, un vaivén que llegó hasta el gobierno radical de 1983, que decidió dejarlo en poder de las provincias. En los 90, de la mano del achicamiento del Estado, se comenzó la descentralización, con paso de algunos centros asistenciales y tareas a las comunas.
“La municipalización no es algo novedoso, es una vieja política del Banco Mundial, hubo un intento muy serio de transferencia de lo nacional y provincial al municipal en la dictadura militar del 76, y un auge en los 90. Eso nunca se revirtió”, recordó Pacagnini. Más allá de la resistencia, el sistema llega a nuestros días con las múltiples capas superpuestas, y en muchos casos sin coordinación.
En este contexto, los centros en manos de las comunas suelen tener mayores problemas presupuestarios y laborales que los provinciales. “En estos años hubo fuertes crisis en muchos hospitales que pasaron a la órbita de las comunas, como sucedió en el Larcade de San Miguel, que lo desguazaron de una forma terrible, bajo el argumento de la autonomía municipal”, ejemplificó el dirigente de CICOP. Por eso, insistió que “desde el punto de vista sanitario y laboral la municipalización de la salud sería una catástrofe”.
Cambios profundos
La propuesta de Grindetti no se queda en la salud, sino que reclama “fortalecer la autonomía municipal” en áreas como seguridad y educación. En esta última área, hubo un avance importante a fines de los 90, pero fuertemente resistido por los gremios. El tema surgió en enero pasado, cuando el intendente de Lanús no era precandidato, y lo habló desde el lado de las comunas. En ese momento, los dichos fueron cruzados por SUTEBA, que recordaron la lucha para frenar la descentralización durante el menemismo. En esos días, sorprendió que un precandidato del peronismo, Nicolás Russo, dijo públicamente estar a favor de dar ese paso.
Hasta ahora, la propuesta quedó ahí, latente, hasta que el precandidato de Bullrich lo volvió a nombrar. Esa es una de las poicas propuestas que se conocieron en la provincia de Buenos Aires, ya que la salud es un gran ausente en la actual campaña. “El sistema sanitario está ausente entre las grandes opciones, no se toca el tema, habiéndose atravesado una pandemia que puso en evidencia la crisis de la salud del país”, remarcó Pacagnini. La falta de propuestas incluye temas como fragmentación, precarización laboral y políticas públicas. “La integración del sistema, que se planteó en pandemia, no está en la agenda electoral, cuando debería se run gran objetivo para avanzar. Hay que meterlo en esa agenda”, finalizó el dirigente sindical.