El alza inflacionaria de las últimas semanas va a provocar un cambio en los mecanismos de actualización salarial para los trabajadores conveniados y podría provocar un aumento de la conflictividad gremial por la incertidumbre electoral existente.
Pero en el caso de los trabajadores no regidos bajo convenios, ya sea los que se desempeñan en la informalidad o en el cuentapropismo, la situación es sensiblemente peor. “Se debe a que los mecanismos de actualización nominales son más lentos. Los no conveniados en algún momento logran un aumento pero esa diferencia en el tiempo con una inflación anualizada de entre 150% o 200% te puede hacer perder la mitad del ingreso seis meses más tarde”, explicó Luis Campos, titular del Observatorio de la Deuda Social de la CTA Autónoma.
Un panorama que se complica día a día
Si bien el especialista remarcó que es “difícil” prever un escenario sobre la puja distributiva más allá de los próximos 15 días, producto de la incertidumbre que provocó en el mercado la victoria de Javier Milei en las primarias presidenciales y la posterior devaluación del Gobierno de un 22% de la moneda nacional, reconoció que el fogonazo inflacionario de alguna manera “rompió ese mecanismo de relojería que constituían las revisiones paritarias previstas de acá hasta octubre próximo” en el marco de las negociaciones paritarias.
Es que niveles superiores a la alta inflación que venía registrando la economía obligan a un replanteo de las propias negociaciones colectivas. Y, en el marco de los interrogantes que rodean a las patronales sobre quién gobernará la Argentina a partir del 10 de diciembre, Campos sostuvo que “primero hay que ver cómo reaccionan los sindicatos. Esto acelera el pedido de revisiones, hablando en un escenario institucional. Pero no hay que descartar que las empresas digan hasta acá llegamos con los aumentos por la incertidumbre de lo que pasará con las elecciones, por eso puede haber más conflicto”.
Sucede que en niveles de inflación de dos dígitos como los que se prevén en agosto y septiembre próximos podrían complicar las negociaciones colectivas, en la previa a la votación general del 22 de octubre.
Incertidumbre sobre la reacción de los sindicatos y la actitud empresaria
En este sentido, Campos aseguró que “decimos que se rompe el mecanismo de relojería porque una cosa es compensar una inflación de 6 o 7 por ciento mensual como se venía haciendo más o menos en las paritarias y otra, 20 o 25 puntos en esos dos meses. Si las patronales se negaran a negociar, porque no están obligadas a negociar salarios por inflación, todo se puede complicar”.
Esta semana la Federación de Camioneros volverá a sentarse a negociar con las cámaras empresarias y otro gremio grande como Bancarios, debería ajustar en breve su propia paritaria en una revisión.
Si bien Campos considera que el Gobierno con las medidas dispuestas está intentando “ganar tiempo” hasta después de las elecciones nacionales, cuando una nueva administración debería alumbrar un plan de estabilización, considera que debería ofrecer una mejora a los estatales nacionales con la revisión paritaria de septiembre próximo.
Justamente ATE, que integra la CTA A, reclamó este miércoles al Ejecutivo, el adelantamiento de la revisión de la paritaria 2023-2024 y una suma fija que permita recomponer el salario ante la volátil situación económica que está afrontando el país.