En el partido bonaerense de Puan se vive una de las transiciones de gobierno más caóticas y cargadas de polémicas de toda la provincia de Buenos Aires. A horas del cambio de autoridades, la imposibilidad de afrontar el pago de sueldos y aguinaldos a los empleados municipales y de afrontar deudas millonarias con proveedores derivó en graves acusaciones por parte de la gestión entrante y del sindicato de trabajadores municipales.
Una de ellas por un supuesto desvío por $83 millones, provenientes de un descubierto del BAPRO solicitado para hacer frente a los compromisos municipales, a una cuenta del Frente Vecinal, partido político de origen del intendente Facundo Castelli.
En la pequeña ciudad de la sexta sección se produce una particularidad. Tanto el intendente saliente, Facundo Castelli, como el jefe comunal electo, Diego Reyes, pertenecen a la UCR y a la coalición Juntos por el Cambio, aunque siempre estuvieron enfrentados políticamente.
Tras la victoria de Reyes en las PASO y luego del triunfo en las elecciones generales, hubo intenciones de encarar una transición, pero no pasó de una reunión y encuentros ocasionales en los pasillos. En medio de esa situación, la falta de pagos de salarios desató un escándalo que se agravó con un pedido de licencia médica realizado por el aún alcalde de Puan.
Bronca en aumento
En el Hospital Municipal Gobernador Ugarte, los empleados pasaron de reclamar un aumento salarial de 50% a no tener la certeza de cobrar este mes. Están en huelga desde hace más de una semana y con movilizaciones hacia el gobierno municipal. Dentro de la sede comunal también hubo protestas de parte de los administrativos de la localidad ubicada en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires.
A través de un comunicado, la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (Fesimubo) comunicó el estado de la “inaudita” y caótica transición entre Castelli y Reyes. En una reunión convocada este martes en la que asistieron los gremios y concejales, el intendente entrante acusó al saliente de operaciones irregulares de manejo de fondos que dejaron a la municipalidad sin recursos.
Según reveló Reyes, Castelli autorizó el 29 de octubre un giro en descubierto por 400 millones con el Banco Provincia para pagar los haberes de ese mes. El acuerdo con la institución financiera, que venció el 28 de noviembre, dejó una deuda de 122 millones de pesos, un monto que se agrava por la tasa de interés diaria de 181,26% anual por incumplir el acuerdo. Un día después, ingresó una transferencia con Aportes del Tesoro provincial (ATP) de $145.000.000 para disminuir la deuda bancaria.
Durante el último año, el intendente radical pidió al gobernador Axel Kicillof en junio un adelanto de la coparticipación provincial por 150 millones de pesos, de los que restan cobrarse 30 millones de pesos en diciembre. Esto implica que el municipio ya no puede pedir más de esos recursos hasta enero.
“Hay cero dinero disponible. Tenemos que pagar sueldos de noviembre, aguinaldo, y encima tenemos cortados los medios financieros porque el intendente actual no pagó el descubierto”, contó el jefe comunal electo a radio Nacional.
Los municipales de salud continuaban este martes con medidas de fuerza. El enojo se visualizaba en los carteles y pancartas: “Son unos delincuentes”, “Castelli, dónde están los 83 millones desviados?”; “Castelli no te vayas con nuestros sueldos”. “Estamos ejerciendo nuestro derecho que es parar y reclamar lo que es nuestro. Queremos respuesta y exigimos una auditoría a Reyes, que fue concejal de la gestión anterior”, señaló la enfermera Nadia Distel.
Panorama de incertidumbre total
La preocupación es transversal en los sectores públicos. En el hogar geriátrico “Melvin Jones”, la atención de los adultos mayores depende puramente de la voluntad del personal. “Yo estoy en cocina como parte del “Plan Peón”, donde estamos ‘en negro’. Nos dicen que no nos van a pagar. Estamos trabajando sin sueldo todas las cocineras para darles el plato de comida a los abuelos del hogar. Tenemos ayudantes de enfermería y mucamas que se están matando laburando, y no pueden dejar de laburar porque nos amenazan con echarnos”, contó Guillermina Carbajo, empleada de la institución.
Sin rastros de Castelli, y con Reyes sin asumir formalmente la intendencia, este jueves la comuna carecía de interlocutores. El resto de los municipales, describió Distel, “estaban guardados en sus oficinas”. Para muestra, basta el cartel colocado hoy en la sede municipal, que permanecía cerrada en el último día hábil de la semana: “Estamos trabajando en el acta de fin de mandato para hacer el cambio de autoridades”.