Cuando se aprobó la Ley Bases en el Congreso, una de las cuestiones más criticadas de su capítulo laboral era la eliminación de las multas y sanciones a las empresas que no tuvieran registrados a sus trabajadores. Según la mirada de gremios y especialistas, si no había un marco que reprima estas prácticas, las patronales mantendrían a los empleados en la informalidad, ya que hacerlo no traería consecuencias. Del otro lado, gobierno y empresarios aseguraron que quitar esas acciones estimularía la creación de puestos de trabajo. Con los datos del tercer trimestre del 2024, se puede asegurar que la primera postura era la más cercana a la realidad.
Es que un estudio aseguró que volvió a aumentar el trabajo informal en el país, y lleva un punto de crecimiento desde el inicio de la gestión libertaria. los datos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA mostraron que en ese período la tasa de trabajo no registrado “alcanzó el 36,7 por ciento”, por encima de lo que había pasado en los trimestres anteriores, dejando al país quinto en la tabla regional.
El trabajo titulado Panorama del empleo asalariado informal y la pobreza laboral alerta sobre otro trimestre con el aumento del trabajo informal, popularmente llamado “en negro”. La entidad, que contó con apoyo del CONICET para realizar el relevamiento, sostiene que “la tasa de informalidad entre los asalariados fue del 36,7 por ciento en el tercer trimestre, luego de haber registrado un 36,3 por ciento en el segundo y un 35,6 por ciento en el primero. En términos interanuales, la tasa tuvo un incremento de aproximadamente un 1 por ciento”. Al medir la serie desde el año 2023, el nivel actual “se encuentra al mismo nivel que en el tercer trimestre del 2008”. Desde ese año, “la tasa se mantuvo en el orden del 32 por ciento y el 35,7 por ciento hasta la llegada de la pandemia en el 2020”, dijo el informe, al que tuvo acceso Data Gremial.
La tasa de informalidad también varía considerablemente según la rama de actividad: el Servicio doméstico es la actividad con más impacto del fenómeno y alcanza un 76,3 por ciento, seguido por Construcción (67,3 por ciento), Comercio (47,3 por ciento), Otros (42,5 por ciento), Transporte y comunicaciones (35,5 por ciento), Industria (31,4 por ciento), Servicios personales (25,5 por ciento), Servicios financieros (24,1 por ciento) y Sector público que es la única tasa registrada menor a los dos dígitos (9,1 por ciento). La informalidad es un tema muy extendido en el continente, y ahora el país se acerca al promedio. En esa tabla la Argentina se encuentra quinta entre los países con mayor trabajo no registrado. El primer puesto lo ocupa Paraguay, con una incidencia del 53,6 por ciento, seguido por Perú (51,8 por ciento), Ecuador (44,7 por ciento), México (37,2 por ciento), Argentina con el mencionado 36,7 por ciento, Colombia (27,2 por ciento), Brasil (20,6 por ciento), Costa Rica (19,3 por ciento), Chile (14,3 por ciento) y Uruguay con el 8,5 por ciento.
Focos de atención
Además de las fotos de trabajo informal tradicionales, como personal doméstico y construcción –que el informe destaca como los rubros más preocupantes en la materia –este fenómeno tiene además potencialidades, como la temporalidad. En este sentido, en el verano se suman los empleados que van a los lugares turísticos a “hacer temporada”, en especial personal gastronómico. Allí, se dan focos del problema. Los datos del 2024 ya eran alarmantes. Desde Sindicato de Empleados de Comercio Zona Atlántico (SECZA), en 2024 el 73,88 por ciento de los trabajadores de 1407 empresas relevadas de la región “no están registrados”. Según el informe, “sólo 125 empresas cumplen con las normativas para con los empleados”. Asimismo, “1471 de 1991 trabajadores no están registrados, por lo que cumplen funciones de manera informal. Por otra parte, 340 están bien registrados, mientras que 180 entran en la categoría de mal registrados”.
Si bien tiene tasas bajas, en el país el Estado en todas sus versiones es un gran empleador informal. En especial, los contratados o monotributistas son quienes padecen las malas condiciones en material laboral. por eso, desde ATE vienen recamando que se pase a planta a quienes llevan años en situación irregular, en especial en la actual gestión nacional, que aprovecho esta realidad para despedir a muchos de ellos, o tenerlos contratados por tres meses, generando angustia e incertidumbre. La situación de los trabajadores monotributistas es destacada en nuestro constante reclamo de regularización contractual”, recalcaron desde ATE-INDEC, que mida además la pérdida salarial del poder adquisitivo se sus salarios, otro de los problemas que genera la informalidad.
A esto “se le debe sumar la no percepción de medios aguinaldos, presentismo y las exiguas sumas fijas que el gobierno otorga como paliativo”. Por eso el gremio vienen repudiando “el fraude laboral” y piden el pase a planta.
Variaciones
Por otra parte, el reporte del IIEP explica que la incidencia de la informalidad laboral asalariada varía según el género, “siendo que alcanza el 34,2 por ciento en los hombres, mientras que trepa al 38,9 por ciento entre las mujeres”, es decir que, a mediados del 2024, el trabajo no registrado en mujeres “fue de aproximadamente un 5 por ciento superior que la tasa masculina”. Además, entre los jóvenes, la tasa de informalidad es sustancialmente más elevada que en otros segmentos etarios: durante el primer trimestre de 2024 alcanzó el 64 por ciento, un 28 por ciento mayor que la tasa global promedio.
En ese orden, la tasa de entre 25 y 44 años se ubicó en el 34,4 por ciento, entre 45 y 65 años en el 27,5 por ciento, y en mayores de 65 años, vuelve a subir a 47,9 por ciento, “la mayor incidencia de la informalidad se da al comienzo de la vida laboral y en su etapa final”, sostiene el trabajo que describe el fenómeno como un “comportamiento en forma de U”.
Al abordar la incidencia de la informalidad por nivel educativo, el trabajo informa que entre quienes no terminaron sus estudios secundarios, el trabajo no registrado llega al 56,4 por ciento, mientras que en quienes tienen el secundario completo y estudios universitarios incompletos es del 35,8 por ciento. La menor incidencia se encuentra en quienes tienen estudios universitarios completos (15 por ciento). Cuando se mide la injerencia del trabajo informal por regiones, el noroeste (NOA) es la más afectada con un promedio del 43,3 por ciento, seguido por Cuyo (42,3 por ciento), el nordeste (NEA) (40,4 por ciento), la región Pampeana (35 por ciento) y el gran Buenos Aires (GBA) con un 20,1 por ciento.