El repentino alineamiento de la mesa chica cegetista con Sergio Massa se explica en parte por la propia incertidumbre que vive el Frente de Todos, sin un liderazgo definido en lo electoral, pero también por los gestos del Ministro de Economía hacia los referentes gremiales.
El apoyo directo e indirecto que recibió el líder del Frente Renovador antes y después del acto por el Día del Trabajador en el estadio Defensores de Belgrano sorprendió porque hasta hacía poco más de un mes las opiniones sobre el virtual candidato presidencial del oficialismo estaban divididas. El nombre de Daniel Scioli, por caso, contaba con bastantes adhesiones.
Pero algo cambió en las últimas semanas. Es cierto que las acciones del tigrense fueron subiendo por el apoyo que le dispensaron desde el kirchnerismo y otros actores del FdT. Pero también el exintendente de Tigre llevó adelante un operativo “seducción” hacia los jefes sindicales que conforman la mesa chica.
Según se pudo saber, dirigentes como Héctor Daer y Andrés Rodríguez participaron de los “asados” que suele brindar Massa los fines de semana en su casa de un barrio cerrado de Tigre.
Pese a que la escalada inflacionaria y el deterioro de distintas variables macro “congelaron” su visita a la sede de calle Azopardo, los contactos informales con distintos jefes gremiales continuaron sin pausa.
En medio de la zozobra por la última corrida cambiaria, ese “pacto” quedó en evidencia luego que los integrantes de la “mesa chica” fueran convocados de urgencia al 5º piso del Palacio de Hacienda un martes a la noche, junto a representantes de los movimientos sociales, para dar una imagen de “autoridad” del ministro –una alegoría similar a aquella frase de Miguel Pichetto, “el presidente está en control”, que le dedicó a Mauricio Macri luego de la dura del derrota en las PASO 2019 de JxC- en medio de la incertidumbre que se vivía hace 10 días.
No hay mucho optimismo
Un jefe gremial admitió que Massa “prometió que van a venir al país unos US$ 15 mil millones” por desembolsos del FMI y otros organismos de crédito con la intención de engrosar las reservas internacionales y, así, tranquilizar a los mercados.
Las “promesas de Massa” no son nuevas. Pero muchos jefes gremiales son pesimistas respecto al devenir de la inflación. Hay una suerte de resignación respecto a la posibilidad que el Gobierno logre domar a este fenómeno que viene horadando los ingresos de la población.
“Nadie pudo parar a los precios”, alegó un referente sindical consultado, que estimó que se intentará paliar esta pérdida con paritarias cortas. No hay, en este sentido, un aval a las “sumas fijas” que piden dirigentes gremiales alineados con el kirchnerismo.
Es evidente que el tigrense no ha tenido un aval tácito de todo el movimiento obrero. Ni siquiera del total del consejo directivo cegetista que se reunió en la previa al acto del 2 de mayo.
Pero resulta llamativo que la mesa chica de la central obrera haya decidido dar un respaldo a la eventual precandidatura presidencial de Massa, siendo el máximo responsable político del control de la inflación, un tema ineludible en la campaña electoral que se avecina.